Piometra

Associated Terms:
Infección Uterina, Metritis

Resumen

La piometra es una infección del útero que puede producirse en perras y gatas, y provoca que la mascota se ponga muy enferma. El útero habitualmente se llena de pus. Aunque la enfermedad se conoce desde hace décadas, todavía no se entiende por completo el verdadero proceso de la enfermedad. En general, se reconoce que la progesterona y el estrógeno y sus receptores desempeñan un papel en el desarrollo de la piometra; sin embargo, la infección se activa por un componente bacteriano.

Las influencias hormonales cíclicas de las perras y las gatas permiten que el útero presente cambios que serán aceptables para la fertilización de un embrión. Si se introducen bacterias en el útero en un determinado momento durante el ciclo, la regulación hormonal del útero permite que comience la infección y se vuelve potencialmente mortal. Las bacterias obtenidas habitualmente en un cultivo de tejido del útero son bacterias que se encontrarían en áreas de los intestinos y la vagina (la E. coli es la más frecuente). Por tanto, muchas infecciones se consideran una infección ascendente procedente de la vagina, una infección urinaria simultánea o una contaminación fecal.

La mayor parte de las perras y gatas esterilizadas en una etapa temprana de la vida no desarrollarán piometra. Sin embargo, se puede producir una piometra de un muñón uterino después de una ovariohisterectomía incompleta que permite que se infecte un segmento del cuerpo uterino o cuerno. Habitualmente, o bien hay una parte de tejido ovárico todavía presente o el animal ha estado sometido a hormonas progestacionales, lo que permite que se desarrolle esta situación.

Manifestaciones Clínicas

Como la infección puede ser muy grave, los signos que puede mostrar la mascota no se limitan al aparato genital. La mascota puede verse tan abrumada por la inflamación asociada con la infección, que el proceso inflamatorio no controlado puede resultar potencialmente mortal.

Los signos clínicos más habituales en perras y gatas son:

  • letargo
  • depresión
  • anorexia
  • excesivo consumo de agua
  • micción excesiva
  • membranas mucosas pálidas
  • secreción vaginal sanguinolenta

Se han informado con menos frecuencia vómitos, diarrea, pérdida de peso, distensión abdominal y ojos inflamados. Algunas mascotas posiblemente no tengan ningún signo clínico además de la secreción vaginal purulenta. La piometra debe considerarse en cualquier perra intacta que se muestre enferma.

Muchas perras y gatas tendrán un cuello uterino cerrado y, por tanto, posiblemente no esté presente el signo evidente de secreción vaginal sanguinolenta.

Diagnóstico

Es posible que el veterinario de atención primaria sospeche el diagnóstico basándose en sus antecedentes y el examen físico de la mascota. Si el cuello uterino no está abierto, el diagnóstico puede precisar unas cuantas pruebas diagnósticas más. En general, se necesita un útero distendido con líquido para diagnosticar la piometra. El veterinario probablemente recomiende las siguientes pruebas diagnósticas para ayudar a diagnosticar la piometra:

  • perfil bioquímico general
  • hemograma completo
  • análisis de orina
  • radiografías abdominales
  • ecografía abdominal
  • citología vaginal

Las radiografías habitualmente son muy reveladoras, pero normalmente se utilizan ecografías abdominales para identificar el útero lleno de líquido (figura 1).

Figura 1: Útero marcadamente agrandado de una perra con piometra, como se ve en una radiografía lateral.
Tratamentio

La piometra es una emergencia médica que requiere una rápida intervención para evitar una infección fulminante y la muerte. En la mayor parte de las mascotas, se realizan ante todo una estabilización y una reanimación preoperatorias. Después de una estabilización adecuada, la ovariohisterectomía (esterilización) es el tratamiento de elección. Los resultados de este tratamiento son habitualmente una rápida recuperación con un riesgo mínimo de reaparición. La ovariohisterectomía también evita el riesgo de cáncer de ovarios y útero y futuros embarazos no deseados.

Aunque la cirugía es el tratamiento de elección, una selección de casos muy especiales que cumplan determinados criterios puede permitir el tratamiento médico de valiosos animales de cría. Sin embargo, además de los problemas en múltiples órganos mencionados anteriormente, las perras generalmente presentarán dolor abdominal, vómitos/defecación excesiva, frecuencias cardíacas elevadas, salivación, dificultad para respirar, jadeos y fiebre con el tratamiento médico. Cuando se tratan mascotas con piometra con prostaglandinas y antibióticos inyectables, deben pasar varios días para poder apreciar un efecto. Las perras y gatas son susceptibles de desarrollar piometra de nuevo, después del tratamiento médico, y deben someterse a una ovariohisterectomía cuando ya no se destinen a fines de cría.

Cuidado Posteriores y Evolución

Una vez que se da el alta a la mascota del hospital, los cuidados posteriores son mínimos. Los cuidados son habitualmente los mismos que se emplearían en caso de una esterilización de rutina; sin embargo, la mascota recibirá antibióticos, según la receta del veterinario, durante al menos 10 días. El animal no debe realizar sus actividades normales, subir escaleras ni realizar actividades sin correa durante las dos primeras semanas después de la cirugía, y la incisión debe protegerse para evitar traumatismos autoinflingidos.

El pronóstico de supervivencia con la ovariohisterectomía puede ser de hasta un 80 – 100 % si se evita la contaminación abdominal y la infección sistémica se trata y responde adecuadamente. Sin embargo, si se desarrolla una septicemia grave y un fallo de los órganos, el pronóstico es menos favorable. En ocasiones poco frecuentes, las mascotas pueden presentar persistentemente un aumento en la micción y un mayor consumo de agua, y un estado de daño renal permanente.

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