Pólipos Nasofaríngeos

Associated Terms:
Pólipo Inflamatorio, Osteotomía de la Bulla, Osteotomía de la Bulla Ventral, Pólipo del Oído Medio, Pólipo Faríngeo, Pólipo de Garganta, Pólipo

Resumen

Un pólipo nasofaríngeo es una masa de tejido rosácea-blancuzca que crece en la parte posterior de la garganta, las trompas de Eustaquio (el pequeño tubo que drena el oído medio en la garganta) o el propio oído medio. La inflamación del revestimiento de una de estas áreas provoca que el tejido se haga más grueso. En ocasiones, la masa crecerá hasta convertirse en una neoplasia organizada, redonda u oval que cuelga hacia la vía respiratoria en la parte posterior de la cavidad nasal. La causa de los pólipos es desconocida; sin embargo, se sospecha que los gatos los desarrollan debido a una reacción a agentes infecciosos como virus respiratorios. Aunque los pólipos son más frecuentes en los gatos, también se producen pólipos inflamatorios en perros. En los perros, habitualmente se extienden hacia el conducto auditivo externo en lugar de hacia la parte posterior de la garganta (nasofaringe).

Manifestaciones Clínicas
Figura 1: Un gato adulto joven con un pólipo nasofaríngeo respira con dificultad. Los gatos que tienen problemas para respirar posiblemente extiendan el cuello y jadeen, además de mostrarse muy ansiosos. Es importante no estresarlos.

Aunque los pólipos nasofaríngeos pueden producirse en un gato de cualquier edad, se ven con frecuencia en los gatos adultos jóvenes. Al principio, los gatos no tendrán ningún signo clínico, salvo que la supuración procedente del oído medio esté bloqueada. Cuando el pólipo se vuelve lo suficientemente grande, los gatos pueden desarrollar signos, tales como:

  • estornudos,
  • secreción nasal,
  • atragantamiento,
  • cambios en la voz, y
  • dificultad para respirar (figura 1)

Si la supuración del oído medio está bloqueada, o si el pólipo crece hacia el interior del oído en lugar de hacia la garganta, los gatos y perros tendrán signos de otitis externa (infección de oído) con supuración procedente del oído, agitarán la cabeza y presentarán cambios en la forma de las pupilas de los ojos.

Diagnóstico

Los pólipos nasofaríngeos se pueden ver (figuras 2 y 3) o sentir bajo el velo del paladar, la capa muscular de tejido que separa la parte posterior de la nariz y la boca.

Si el pólipo tiene un tamaño suficiente, empuja el velo del paladar hacia abajo, interfiriendo con la deglución. Es necesario anestesiar a la mayor parte de los gatos antes de poder examinar a fondo la parte posterior de la boca. Si el pólipo se origina en el oído medio, es posible que el veterinario de atención primaria lo vea con un otoscopio en el conducto auditivo externo bajo la membrana del tímpano. Ocasionalmente, se diagnostican los pólipos nasofaríngeos mediante radiografías (figura 4) o exploración por TC. Las TC también pueden ayudar al veterinario a determinar si el pólipo se ha extendido al oído medio.

Generalmente no se realiza una biopsia prequirúrgica de un pólipo nasofaríngeo, especialmente si está provocando una obstrucción importante en las vías respiratorias o la deglución. Es posible que se recomiende la evaluación de un pólipo extraído, especialmente en mascotas de mediana edad o mayores o en los procedentes del conducto auditivo externo, para saber con certeza que se trata solo de un pólipo y no de otra neoplasia maligna.

Figura 2: Un pequeño pólipo (flecha) oculto bajo el velo del paladar de un gato.
Figura 3: Se tira hacia abajo de la lengua de este gato (flecha azul) para ver la parte posterior de la garganta. Un gran pólipo (flecha verde) ocupa toda la parte posterior de la garganta, dificultando que el gato coma o respire.
Figura 4: Radiografías del cráneo de un gato. La flecha indica la bulla ósea, o el oído medio, donde se originan muchos de estos pólipos.
Tratamentio

Los pólipos nasofaríngeos se pueden extraer tirando de forma suave y continua de la masa (figuras 5 y 6).

Figura 5: Con el gato bajo anestesia, el veterinario sujeta el pólipo bajo el velo del paladar con un instrumento y tira de forma lenta y continua.
Figura 6: Se ha extraído el pólipo; el largo tallo que se extiende del pólipo hacia la trompa de Eustaquio y hacia el interior del oído medio, donde se originó el pólipo.

Desafortunadamente, la base de la masa no se puede extraer mediante tracción en muchos pacientes y la masa volverá a desarrollarse. Por tanto, con frecuencia se realiza la extracción de la base de la masa por medio de una osteotomía de la bulla ventral (abertura del oído medio óseo) para asegurarse de que no haya una reaparición. El veterinario puede remitirlos a usted y a su gato a un cirujano veterinario certificado por el Colegio Estadounidense de Cirujanos Veterinarios (ACVS) para realizar este procedimiento. Los perros y gatos con afectación del conducto auditivo externo pueden recibir tratamiento con un procedimiento de ablación total del conducto auditivo externo (consulte Otitis externa).

Figura 7: Cráneo de un gato (la nariz está hacia la izquierda). Las flechas azules apuntan a las bullas: los sacos óseos que forman los oídos medios en la superficie interna de la base del cráneo. La flecha roja apunta hacia el sitio en que el conducto auditivo externo se conecta al cráneo. La membrana del tímpano cubre esta abertura. La flecha verde apunta a la articulación temporomandibular: la articulación entre la mandíbula y el maxilar superior.
Cuidado Posteriores y Evolución

La mayor parte de los gatos se recuperan rápidamente de la cirugía y no necesitan atención especial.

Con la osteotomía de la bulla ventral las complicaciones postoperatorias son habituales, pero habitualmente son temporales:

  • Síndrome de Horners (consulte la figura 8)
  • Inclinación de cabeza
  • Problemas de equilibrio
  • Reaparición del pólipo (poco frecuente después de una osteotomía de la bulla ventral)
Figura 8: Síndrome de Horner en un gato después de una osteotomía de la bulla ventral en el lado izquierdo. El tercer párpado izquierdo del gato ha subido hasta bloquear una parte del ojo, y la pupila izquierda es pequeña. El ojo también está retraído en la órbita.

Se encuentran varias estructuras críticas a lo largo de la parte exterior o dentro del saco óseo (“bulla”) que forma el oído medio (figuras 7 y 8).

La articulación temporomandibular, que es una bisagra de la mandíbula, y los músculos de la base de la lengua, ubicados cerca de la bulla, pueden inflamarse después de la cirugía, de modo que los gatos pueden mostrarse poco dispuestos a comer o tragar. El nervio a cada lado de la lengua también se extiende a lo largo de la bulla. Dentro de la bulla, algunos de los nervios que van hasta el ojo cruzan a lo largo de la pared interior. Estos nervios con frecuencia resultan dañados cuando se tira del pólipo mediante tracción o cuando se realiza una osteotomía de la bulla ventral.

Aproximadamente el 80 % de los gatos desarrollan el síndrome de Horner después del procedimiento, debido a daño en los nervios (figura 8). En estos gatos, el tercer párpado se eleva, cubriendo la mitad inferior del ojo, y las pupilas tienen tamaños diferentes. El síndrome de Horner es habitualmente temporal y no afecta a la conducta o la funcionalidad del gato.

Dado que la abertura del oído medio también se encuentra en la bulla, aproximadamente el 40 % de los gatos mostrará algunos problemas de equilibrio, particularmente una inclinación de la cabeza, y pueden mostrarse inestables y tener movimientos rápidos incontrolados de los ojos. Esta enfermedad habitualmente es temporal, pero puede afectar al bienestar del gato mientras dure. Se debe extraer el revestimiento de la bulla, que es el origen del pólipo, para evitar que el pólipo vuelva a crecer. Por tanto, el cirujano veterinario tiene que encontrar un equilibrio entre demasiada limpieza, que puede provocar las complicaciones anteriores, y no suficiente, que puede generar la reaparición de los signos originales.

Cuidados en el hogar:

Los pacientes a los que se les haya realizado una osteotomía de la bulla ventral recibirán analgésicos en el hogar después de la cirugía. Es posible que se recomiende tratamiento antibiótico después de la cirugía, en caso de que haya sospechas de una infección simultánea.

A algunos pacientes se les administra tratamiento antiinflamatorio por vía tópica (en el conducto auditivo externo) o sistemáticamente para los pólipos inflamatorios, especialmente si no se pretende realizar una osteotomía de la bulla ventral.

Se puede recomendar la utilización de un collar isabelino (también conocido como “el cono”) para proteger la incisión del rascado.

Es posible que sea necesaria una alimentación con jeringa o con alimentos blandos para aquellos pacientes con problemas de la articulación temporomandibular. Con poca frecuencia se necesitan sondas de alimentación. Si el gato no come en casa después de la cirugía, contactar con el cirujano o el veterinario de atención primaria de inmediato para recibir orientación.

La reaparición es habitual después de la extracción simple del pólipo. La reaparición del pólipo es poco frecuente después de una osteotomía de la bulla ventral. El pronóstico de la recuperación es excelente después de una osteotomía de la bulla ventral, incluso en gatos que desarrollan el síndrome de Horner o problemas de equilibrio después de la cirugía, dado que estos signos habitualmente se resuelven en el plazo de un mes.

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