Tumores de los Lóbulos Pulmonares

Associated Terms:
Carcinoma Broncoalveolar, Eumonectomía, Lobectomía Pulmonar, Cáncer de Pulmón, Tumor de Pulmón Principal, Carcinoma Broncogénico

Resumen

En perros y gatos, los tumores de los lóbulos del pulmón (“pulmonares”) se producen casi siempre por células cancerígenas que ha transportado el torrente sanguíneo y han entrado en el tejido pulmonar. Este tipo de tumores se llaman “metastásicos”. Los tumores primarios de los lóbulos pulmonares —tumores que comienzan en el tejido pulmonar— son mucho menos frecuentes. La mayor parte, procede de estructuras glandulares, conocidas como “adenocarcinoma” o “carcinoma broncogénico”, pero también pueden proceder de parte del tejido pulmonar que proporciona soporte, como:

  • “fibrosarcoma” de tejido fibroso
  • “condrosarcoma” de cartílago
  • “hemangiosarcoma” de vasos sanguíneos
  • otras estructuras

Los perros y gatos que viven en casas de fumadores, o en ambientes con niveles altos de algunos contaminantes, como el amianto, tienen un mayor riesgo de presentar tumores primarios de los lóbulos pulmonares. Las razas braquicefálicas (bulldogs, carlinos, etc.), con sus narices chatas, también tienen un mayor riesgo que las razas con narices largas.

Manifestaciones Clínicas

Los perros y gatos con tumores pulmonares primarios normalmente son de mediana edad o son viejos. Aproximadamente, el 25 % de los perros y gatos con un tumor primario de pulmón no tendrán ninguna señal; estas mascotas posiblemente tengan tumores que se descubren accidentalmente al hacer una radiografía de pecho por otros motivos. Algunos perros y gatos tendrán:

  • tos
  • pérdida de peso
  • letargo

Los tumores grandes o que presionan estructuras vitales pueden provocar problemas para respirar o regurgitación, es decir, los alimentos vuelven hacia la boca de repente después de comer. Algunos perros y gatos posiblemente tengan cojera, porque el tumor de los lóbulos pulmonares se haya extendido a otras partes o haya provocado hinchazón y reacción ósea en los dedos y los huesos inferiores de la pata, lo que se conoce como “osteopatía hipertrófica”.

Diagnóstico
Figure 1. Lung lobe tumor in one of the caudal (rear) lung lobes of a dog. This lung lobe tumor measured 47.8 mm (almost 2 inches) in diameter.

Los tumores pulmonares se diagnostican con radiografías o tomografías computarizadas (TC) del pecho (figura 1). Los tumores pulmonares son difíciles de ver en una radiografía hasta que tienen al menos algo más de un 1 cm de diámetro. Se pueden tomar muestras de los tumores grandes o que están cerca de la pared torácica con una aguja y una jeringa; las muestras se examinan bajo un microscopio para saber qué tipo de tumor es. Como la mayor parte de los animales son viejos cuando se ven afectados, se evalúan los análisis de sangre y orina para detectar evidencias de otras enfermedades. Es posible que se recomienden pruebas de detección, como una ecografía del abdomen, para evaluar la presencia de un tumor primario en cualquier parte del cuerpo.

Tratamentio

Los tumores de los lóbulos pulmonares individuales se extraen quirúrgicamente, a través de una gran incisión en un lateral del pecho o con técnicas mínimamente invasivas a través de varias incisiones más pequeñas y la ayuda de un toracoscopio. Los pacientes con múltiples tumores de los lóbulos pulmonares casi siempre tienen una enfermedad metastásica, es decir, el cáncer se ha extendido desde otro sitio, y pueden considerarse tratamientos alternativos como la quimioterapia.

Los gatos y los perros tienen dos pulmones, el derecho y el izquierdo, y cada pulmón se divide en varios lóbulos que pueden extraerse por separado. La mayor parte de los tumores de los lóbulos pulmonares se extraen a través de una incisión en un costado, lo que se conoce como “toracotomía”, justo detrás de la pata delantera. La incisión se hace entre las costillas, que se separan y luego se vuelven a juntar, una vez que se haya quitado el lóbulo pulmonar. Los vasos sanguíneos y las vías aéreas (“bronquios”) que llegan al lóbulo se cierran con sutura o con una grapadora. Las grapadoras se utilizan frecuentemente, dado que son mucho más rápidas y fáciles de utilizar que los cierres con suturas.

Se coloca un tubo en el tórax para eliminar cualquier líquido o aire de la cavidad torácica después de la cirugía y para la infusión de anestésicos locales, con el objetivo de reducir el dolor. Los tubos en el tórax se dejan habitualmente 12 – 24 horas después de la cirugía. Dado que estas cirugías pueden ser dolorosas, pueden utilizarse múltiples tipos de tratamientos y métodos para evitar el dolor, entre ellos:

  • anestesia epidural (inyección de un analgésico alrededor de la médula espinal)
  • medicamentos intravenosos
  • parches de fentanilo (un parche que administra medicamentos a través de la piel)
  • comprimidos o líquido cuando la mascota está despierta
Cuidado Posteriores y Evolución

Después de la cirugía, la mascota se quedará en el hospital hasta que se retire el tubo del tórax, respire bien y el dolor pueda controlarse con medicamentos orales. El ejercicio queda restringido durante 10 – 14 días para que el sitio de la cirugía cicatrice. Algunos perros pueden llevar un vendaje durante 1 – 2 semanas después de la cirugía, o un collar para impedir que se laman o muerdan la incisión. Dependiendo del tipo de tumor, lo que se determina con el examen microscópico del tejido extirpado, es posible que se recomiende quimioterapia. Además, el veterinario puede recomendar realizar radiografías del pecho en futuras visitas para comprobar que el tumor no se haya extendido o haya reaparecido.

La anestesia puede tener riesgos para una mascota anciana, pero el riesgo aumenta en mascotas con las vías respiratorias enfermas. Muchas mascotas deben utilizar respiradores durante la cirugía para mantenerse bien oxigenadas. Las hemorragias y las fugas de aire pueden ser posibles problemas si los vasos sanguíneos o los bronquios no se sellan adecuadamente. Los analgésicos son necesarios durante varios días después de la cirugía; los animales con dolor no expandirán bien sus pulmones y podrían tener falta de oxígeno. A pesar de las posibles complicaciones, la mayor parte de los perros y gatos sobreviven a la cirugía.

Debido a que el sitio de la cirugía está directamente detrás de la pata delantera, algunos perros pueden tener problemas para caminar (especialmente para subir y bajar escaleras) durante un máximo de 2 semanas después de la cirugía, y muchos tendrán hinchazón a lo largo de la incisión durante varios días después de la cirugía.

La supervivencia después de una lobectomía pulmonar por un tumor primario de los lóbulos pulmonares es en promedio de un año o más, en muchos casos. La supervivencia es mayor cuando el tumor es más pequeño o está ubicado alrededor del lóbulo pulmonar (15 – 17,5 meses), cuando los ganglios linfáticos son pequeños (20 meses) y cuando el tumor se puede retirar por completo. La supervivencia también depende del tipo de tumor y es más larga en perros con adenocarcinomas a los que se les extrae por completo (19 meses) que en perros con carcinomas de células escamosas (8 meses). El mejor pronóstico se da en mascotas que tienen carcinomas papilares bien diferenciados y de tamaño pequeño que recibieron el diagnóstico antes de que hubiese signos clínicos y que no presentan muestras de que se haya extendido a los ganglios linfáticos. Los gatos tienen mucha mayor propensión a que los tumores pulmonares primarios se extiendan, de modo que su pronóstico no es tan bueno como el de los perros.

Dado que respirar humo como fumador pasivo puede aumentar el riesgo de tumores pulmonares, la mejor prevención disponible es que los propietarios del animal dejen de fumar. Aunque los propietarios fumen fuera, transportan el humo en el pelo y la ropa.

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