Tumores de Hígado

Associated Terms:
Carcinoma Hepatocelular, Hepatectomía, Lobectomía Hepática, Cistadenoma Biliar, Carcinoma Colangiocelular, Carcinoma de Vías Biliares, Carcinoma de Vías Biliares

Resumen

Cuando el dueño de una mascota se entera de que se ha encontrado un solo tumor grande en el hígado de su mascota, no debe desesperarse, dado que la mayor parte de estos tumores se extraen quirúrgicamente. El tipo más habitual de tumor primario de hígado, el carcinoma hepatocelular, comienza en las células del hígado (hepatocitos) y tiene una baja tasa de diseminación a otros órganos. Otros tipos de tumores primarios de hígado pueden aparecer en:

  • vías biliares
  • tejido conjuntivo
  • vasos sanguíneos
  • células que secretan hormonas (neuroendocrinas)

Los tumores de hígado metastásicos son aquellos que se han extendido desde otros órganos del cuerpo al hígado. Los tumores que se extienden al hígado desde otro órgano o zona del cuerpo son más habituales que aquellos que comienzan en el propio hígado.

Cuando se encuentra un tumor individual grande en el hígado, llamado tumor masivo, el diagnóstico es carcinoma hepatocelular, al menos, la mitad de los perros. Los gatos suelen presentar más tumores benignos que los perros. Los adenomas de vías biliares (cistadenomas biliares) representan más de la mitad de los tumores de hígado en gatos, aunque son poco frecuentes en perros. Los carcinomas de vías biliares son los tumores de hígado malignos más frecuentes en gatos y el segundo tipo de tumor de hígado más frecuente en perros. Los tumores de hígado poco frecuentes incluyen:

  • carcinoides
  • sarcomas de distintos tipos
  • mielolipomas
Manifestaciones Clínicas

Los signos de advertencia de un tumor de hígado son habitualmente no específicos y normalmente no señalan al hígado como la principal fuente del problema. Aproximadamente un 75 % de los perros y la mitad de los gatos tiene signos de enfermedad, incluidos:

  • disminución del apetito
  • pérdida de peso
  • letargo
  • vómitos
  • tienen más sed
  • orinan más
  • abdomen hinchado con líquido
  • convulsiones

Algunos perros y gatos presentan ictericia, que es un color amarillento visible en el blanco de los ojos, las encías, el interior de las orejas y las zonas de la piel con poco pelo.

Diagnóstico
Figura 1: Radiografía del abdomen de un perro que tiene un tumor de hígado grande (las flechas destacan el tumor)

El veterinario de atención primaria puede detectar un tumor de hígado tras palpar el abdomen. Otras pruebas son:

  • análisis de sangre (recuento sanguíneo completo, perfil de bioquímica, perfil de coagulación y análisis de orina)
  • radiografías del abdomen
  • ecografía del abdomen
  • radiografías de tórax
  • obtención de imágenes avanzadas como tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM)

En función de las radiografías o la ecografía del abdomen, el veterinario de la mascota puede hacer un diagnóstico probable de un tumor de hígado (figura 1). Aunque estas pruebas iniciales puedan indicar que el tumor es muy grande e inoperable, normalmente se pueden extraer con éxito. Debido a la complejidad de la cirugía de hígado y el riesgo de complicaciones hemorrágicas durante la cirugía, muchos veterinarios de atención primaria enviarán a la mascota a un cirujano veterinario certificado por el Colegio Estadounidense de Cirujanos Veterinarios (ACVS).

Tratamentio
Figura 2: Se ha extraído un tumor de hígado a un perro

El tratamiento de elección para un único tumor de hígado es la cirugía, siempre que no se haya extendido a otros órganos internos. Se hace una incisión en el abdomen para exponer el hígado y el tumor asociado. Normalmente, el tumor se puede extraer con éxito con una grapadora quirúrgica, aunque los tumores profundos pueden necesitar una disección meticulosa del hígado para extraer el tumor (figura 2).

Puede recomendarse quimioterapia si el tipo de tumor es sensible a este medicamento. Es necesario un informe de biopsia para determinar la posible respuesta a este tipo de tratamiento.

Al inyectar un tipo de pegamento y quimioterapia en los vasos sanguíneos que irrigan a un tumor de hígado inoperable se puede bloquear el suministro de sangre al mismo y ayudar a que este se reduzca. Este tratamiento, aunque no es curativo, puede aumentar el tiempo de vida de la mascota.

Cuidado Posteriores y Evolución

Después de la cirugía, se controla a la mascota en una unidad de cuidados intensivos y se le administran medicamentos para controlar el dolor. Pueden administrarse líquidos y antibióticos a través de un catéter intravenoso durante unos cuantos días después del procedimiento, para mantener la hidratación y evitar infecciones. Es posible que se realicen análisis de sangre diarios para detectar los signos de mal funcionamiento de los órganos internos y las hemorragias internas. En caso necesario, puede hacerse una transfusión de sangre o plasma.

En el hogar, pueden necesitarse analgésicos y antibióticos. Si la mascota no toma una dieta regular, puede ofrecerse una dieta cocinada en el hogar, baja en grasas. La mascota deberá llevar un collar isabelino (es decir, un dispositivo de protección que lleva el animal alrededor del cuello) cuando no se encuentre bajo su supervisión, para evitar que se lama la incisión. También se le puede poner una camiseta a la mascota para proteger la incisión. Los dueños de mascotas deben programar una evaluación de comprobación con el cirujano veterinario de la mascota aproximadamente 10 – 14 días después de la cirugía. En este momento, si así lo indica el informe de la biopsia, un oncólogo puede iniciar la primera ronda de quimioterapia.

El resultado del tratamiento quirúrgico de los carcinomas hepatocelulares es normalmente muy favorable, con tiempos de supervivencia que superan normalmente los 3,8 años y metástasis en menos de un 5 % de las mascotas. La remoción de los cistadenomas biliares extirpables en gatos tiene un buen pronóstico con tiempos de supervivencia prolongados. La remoción quirúrgica de carcinomas de las vías biliares ofrece tiempos de supervivencia cortos tanto en perros como en gatos, debido a la metástasis y la reaparición del tumor en el hígado. Los sarcomas y carcinoides tienen un mal pronóstico, dado que la mayoría ha desarrollado metástasis en el momento del diagnóstico.

Los perros con tumores de hígado primarios no tratados (específicamente carcinoma hepatocelular) tienen 15 veces más probabilidades de morir por complicaciones relacionadas con el tumor que los perros a los que se les ha retirado el tumor. Los tumores de hígado son frágiles y pueden romperse en cualquier momento, lo que puede provocar una hemorragia interna que posiblemente mortal. Un tumor puede comprimir la vía biliar principal que drena la bilis del hígado hacia el intestino, lo que provocará ictericia. Puede comprimir órganos internos o los grandes vasos sanguíneos del abdomen y provocar muchos signos diferentes, como vómitos e hinchazón del abdomen con líquido. En ocasiones poco frecuentes, los tumores de hígado producen sustancias similares a la insulina, que hacen que la mascota tenga un nivel de azúcar en sangre bajo.

La hemorragia continuada después de la cirugía, aunque se produce en menos de un 2 % de los pacientes operados, puede provocar la muerte de la mascota en el período postoperatorio. Otras complicaciones pueden incluir:

  • infección
  • retorcimiento de un lóbulo del hígado junto a la parte del hígado que se ha retirado
  • reaparición del tumor en el hígado
  • extensión del tumor a otros órganos internos
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