Los tumores en la cavidad oral son el cuarto cáncer más frecuente que se forma en el perro. Existen diversos tejidos dentro de la cavidad oral de los animales que pueden sufrir carcinogénesis y acabar convirtiéndose en tumores. Entre los tejidos capaces de formar tumores se incluyen, las encías, el hueso, la raíz del diente, el tejido salival, la mejilla, el paladar e incluso la lengua. Aunque algunos tumores en la cavidad oral son benignos, los tumores en la cavidad oral malignos más frecuentes en perros son el melanoma oral maligno (MM), el carcinoma epidermoide (SCC, por sus siglas en inglés), el fibrosarcoma (FSA, por sus siglas en inglés) y el osteosarcoma (OSA, por sus siglas en inglés). Los tumores en la cavidad oral malignos más frecuentes en el gato son el carcinoma epidermoide y el fibrosarcoma. Entre los tumores benignos se incluyen el ameloblastoma acantomatoso canino (CAA, por sus siglas en inglés), el fibroma odontogénico periférico (POF, por sus siglas en inglés) o el granuloma eosinofílico, que pueden aparecer en la cavidad oral. Los tumores que se originan en la lengua no son frecuentes. En los perros, el MM y el SCC son los tipos de tumores más frecuentes. Se han detectado linfomas, adenocarcinomas, FSA, mastocitomas y sarcomas de tejidos blandos. En los gatos, el tipo más frecuente de tumor lingual es el SCC. La extirpación quirúrgica suele ser el primer paso y el más definitivo del tratamiento. Algunos de estos tumores pueden tratarse con cirugía que solo requiere la extirpación de tejidos blandos, mientras que otros pueden requerir la extirpación de parte del hueso maxilar superior o del hueso maxilar inferior (mandíbula).
- Halitosis
- Aumento de la salivación y/o secreción bucal sanguinolenta
- Hinchazón/asimetría facial
- Aumento del tamaño de los ganglios linfáticos cervicales
- Dificultad para masticar los alimentos o abrir la boca
- Caída de la comida de la boca
- Masa tumoral visible
- Dentadura suelta (especialmente, en animales con buena dentición) (sobre todo en los gatos)
- Pérdida de peso
El proceso de diagnóstico de los tumores en la cavidad oral puede comenzar con una simple exploración física y evaluación de la cavidad oral, para lo cual algunos animales pueden requerir sedación para realizar una exploración adecuada. Si lleva a su mascota a su veterinario de atención primaria para que le realice exploraciones anuales y dentales periódicas, algunos de estos tumores pueden detectarse en una fase temprana, antes de que aparezcan signos clínicos. Para diagnosticar el tipo de cáncer oral presente, puede recurrirse a la citología obtenida mediante aspirado con aguja fina y/o biopsia incisional para el análisis histopatológico.
Los tumores en la cavidad oral pueden o no haber invadido el hueso, por lo que la radiografía de la cabeza o las técnicas de diagnóstico por imagen avanzado, como una tomografía computarizada o una resonancia magnética, serían el siguiente paso recomendado antes de proceder a la intervención quirúrgica. El diagnóstico por imagen ayuda a definir la extensión ósea del tumor, lo que contribuye a la planificación quirúrgica y garantiza las mejores posibilidades de éxito a la primera.
El tratamiento definitivo más frecuente para la mayoría de los tumores en la cavidad oral es la resección quirúrgica. El objetivo de la cirugía es poder extirpar cantidades macroscópicas y microscópicas de tumores en la cavidad oral. Si no se consigue o si los márgenes quirúrgicos son mínimos, también puede recomendarse otro tratamiento.
Mandibulectomía (extracción parcial o total del maxilar inferior): en esta lista no se incluyen todas las variantes de la mandibulectomía.
-
- Rostral (unilateral o bilateral): consiste en tomar una o ambas caras del borde inferior de la mandíbula.
- Segmentaria: a menudo apenas se percibe por el aspecto externo del paciente.
- Completa: aunque los perros podrán comer y beber con normalidad la mayor parte del tiempo, se produce un cambio estético en el paciente. Si es unilateral, la desviación/oclusión dental defectuosa y la artritis de la ATM podrían ser un riesgo elevado.
- Escisión del borde mandibular: no siempre es adecuada para obtener márgenes en la extirpación de masas mandibulares caudales, pero si funciona para un paciente, el cambio de aspecto tras la cirugía es mínimo.
Maxilectomía (extracción de una parte del maxilar superior): en esta lista no se incluyen todas las variantes de la maxilectomía.
-
- Rostral (unilateral o bilateral): si está bastante atrás, la fístula oronasal podría ser un riesgo.
- Segmentaria: a menudo apenas se percibe por el aspecto externo del paciente.
- Hemimaxilectomía: en ocasiones puede combinarse con la extirpación de otras estructuras, como el plano nasal, toda la nariz, el hueso orbitario, el arco cigomático, etc.
Resección de la bóveda del paladar
-
- Puede realizarse en combinación con una maxilectomía
- Después de esta operación se necesitará una sonda de alimentación durante unas semanas.
Glosectomía
-
- Parcial, subtotal, casi total (extirpación del 75 % de la lengua)
- Si se extirpa más del 50 % de la lengua, se necesitará una sonda de alimentación durante al menos unas semanas.
Total: amputación de toda la lengua
-
-
- No se recomienda en gatos, debido a complicaciones funcionales permanentes (es decir, incapacidad para comer, beber o asearse).
- Se necesitará una sonda de alimentación durante al menos unas semanas para estos procedimientos en perros.
-
Tras la extirpación de una parte de la mandíbula, los perros y la mayoría de los gatos se adaptarán bien a la alimentación, pero es probable que sufran un cambio estético en su estructura y aspecto faciales. La mandibulectomía rostral bilateral provocará un acortamiento mandibular, lo que causa un babeo excesivo y que la lengua cuelgue. Las maxilectomías rostrales y caudales unilaterales pueden provocar que el labio se desplace hacia la línea media de la cara y cree un aspecto indentado. La maxilectomía rostral bilateral suele provocar una caída de la nariz, ya que desaparece el soporte subyacente del maxilar. Por último, el cambio estético más complicado se produce con la maxilectomía radical, que acorta el maxilar superior hasta el punto de eliminar la nariz. Es probable que el perro no experimente ningún cambio de comportamiento ni de apetito, pero es posible que le cueste más comer y que tienda a comer de forma desordenada después de este procedimiento. Se recomienda que los propietarios vean imágenes de pacientes que se hayan sometido a procedimientos similares para tener una idea exacta del aspecto que puede tener su mascota tras la operación.
En el caso de los perros sometidos a glosectomía (es decir, extirpación de la lengua), en particular a procedimientos de glosectomía subtotal, casi total y total, el agotamiento por el calor o un golpe de calor es un riesgo mayor en el futuro para estos pacientes. Esto se debe a la supresión de un mecanismo de termorregulación asociado a la lengua del perro, que puede solucionarse evitando los ambientes calurosos y refrescando rápidamente al perro después de la actividad. El babeo es otro efecto secundario frecuente, y su intensidad suele estar relacionada con la parte de la lengua que deba extirparse para tratar el tumor.
Los perros suelen soportar bien la cirugía oral extensa, e incluso a las pocas horas de extirpar parte de la mandíbula mediante maxilectomía (maxilar superior) o mandibulectomía (maxilar inferior), la mayoría de los perros podrán comer. Sin embargo, los gatos pueden tener menos o ningún deseo de comer después de la cirugía oral. Puede colocarse una sonda de alimentación temporal al lado del cuello, que permita a los propietarios administrar fácilmente medicamentos y alimentos. Los gatos suelen tolerar muy bien esta sonda de alimentación. La mayoría de los gatos tendrán que llevar la sonda de alimentación durante al menos unas semanas hasta que se complete la cicatrización, sin saber cómo se adaptarán a largo plazo. Una vez cicatrizada la herida y recuperado el apetito, puede retirarse la sonda.
Su cirujano le comentará las complicaciones intraoperatorias y postoperatorias que pueden presentarse con el tipo de cirugía oral recomendada. Algunas complicaciones pueden ser hipersalivación, desviación mandibular, lesiones de tipo ránula, fístula oronasal o dehiscencia de la sutura. Las complicaciones menores son frecuentes y no suelen requerir otra intervención quirúrgica. Evitar que su perro o gato se refriegue la cara en los muebles o la alfombra durante las 2-3 primeras semanas del proceso de cicatrización le ayudará a reducir el riesgo de complicaciones. Su veterinario o cirujano le indicará cómo cuidar a su mascota después de la operación, pero casi siempre es necesario ponerle un collar isabelino durante las 2-3 primeras semanas, para reducir el riesgo de arañazos u otros traumatismos en el lecho quirúrgico.
El pronóstico depende del tipo de tumor y de la integridad de la resección quirúrgica. Las revisiones con su veterinario son importantes para vigilar la reaparición o la recidiva local en una fase temprana, antes de que pueda convertirse en irresecable. El siguiente paso puede ser la derivación a un oncólogo para tratamiento complementario, como la radioterapia, la quimioterapia y la inmunoterapia, especialmente en el caso de tumores en la cavidad oral metastásicos, como el melanoma y el SCC.
En general, los perros podrán volver a la vida normal y podrán jugar, masticar juguetes y comer pienso después de curarse. Los gatos tienen la posibilidad de volver a su comportamiento y apetito normales, pero se ha demostrado que esto depende del animal, de la cantidad de maxilar (mandíbula frente a maxilar superior) resecada y del tipo de cáncer.