La osteocondrosis se produce habitualmente en los hombros de perros inmaduros, grandes y de razas gigantes. La lesión aparece habitualmente en la superficie caudal (trasera) de la cabeza del húmero (figura 1). La osteocondrosis comienza con una falla del cartílago inmaduro de formar hueso en la cabeza del húmero. Esta falla provoca un engrosamiento anormal del cartílago (figura 2). El aumento del grosor del cartílago puede provocar células de cartílago malnutridas que terminan muriendo. La pérdida de estas células de cartílago en las capas profundas de cartílago conduce a la formación de un defecto en la unión entre el cartílago y el hueso. Posteriormente, la actividad diaria normal puede provocar fisuras en el cartílago que a la larga se comuniquen con la articulación, formando un colgajo de cartílago (figura 3). Con la formación de un colgajo la osteocondrosis se convierte en osteocondritis disecante (OCD). La OCD es la forma de osteocondrosis que está asociada con dolor y disfunción. En algunos casos, el colgajo resultante ocupa hasta la mitad de la cabeza del húmero. Es posible que el colgajo de cartílago se desprenda por completo del hueso subyacente y se quede alojado en la parte posterior de la bolsa articular. Los colgajos de cartílago libre pueden alojarse en las articulaciones e incrementar su tamaño con la calcificación, convirtiéndose en un “ratón articular” que puede verse en radiografías.
Las causas de la OCD dependen de múltiples factores, aunque se cree que las interacciones genéticas y nutricionales son los factores centrales. Los factores de riesgo de la OCD pueden incluir:
- Genética de la raza (rasgo poligénico)
- Edad
- Sexo
- Anomalías anatómicas
- Crecimiento rápido
- Exceso de nutrientes (principalmente proteínas, calorías, calcio y fósforo)
- Traumatismo
Debido a la elevada frecuencia con que ocurre en determinadas razas de perros y dentro de determinadas estirpes, la herencia puede ser un factor importante. Los machos se ven afectados con mayor frecuencia que las hembras.
Los signos clínicos se desarrollan con frecuencia cuando el perro tiene entre cuatro y ocho meses de edad. Los perros habitualmente comienzan a cojear en una de sus patas delanteras. En muchos casos, el inicio gradual de la cojera mejora después del descanso y empeora después del ejercicio. Aunque posiblemente la mascota solo cojee de una pata, esta afección también podría estar presente en la pata opuesta.
Hay varias modalidades opcionales que pueden recomendarse a la hora de diagnosticar la OCD (radiografías, TC, RM, artroscopia) (figura 4). Habitualmente, el diagnóstico de la OCD puede verse como un defecto (aplanamiento) presente en la cabeza del húmero al realizar radiografías del hombro. A pesar de la cojera aparente en solo una extremidad, se recomienda realizar radiografías de ambos hombros, porque esta afección puede estar presente en ambos lados. Con frecuencia, los perros viejos que tienen OCD crónica sin tratar, presentan grandes fragmentos calcificados, que se conocen como “ratón articular” y artrosis.
Obtenga el consejo del veterinario si su perro joven de raza grande cojea persistentemente de una pata delantera, especialmente después de hacer ejercicio. Los perros con cojera recurrente que no responden al tratamiento médico pueden requerir una intervención quirúrgica. El tratamiento quirúrgico implica la eliminación del colgajo de cartílago de la articulación y raspar los bordes del defecto óseo para asegurar la eliminación de todo el cartílago afectado. Esto puede lograrse por medio de un enfoque quirúrgico abierto o por vía artroscópica. La artroscopia es un procedimiento mínimamente invasivo que utiliza portales muy pequeños a través de los que pueden introducirse una cámara e instrumentos especializados, para lograr mejor esta tarea.
La actividad de su mascota debe limitarse según lo indique el veterinario de atención primaria, para permitir que sanen la incisión o incisiones. La mascota recuperará gradualmente la actividad completa. Las posibles complicaciones relacionadas con la cirugía incluyen infección y formación de seroma postoperatorio (acumulación de líquido dentro del sitio de la incisión). Se puede producir una artrosis progresiva con esta afección, pero frecuentemente no se asocia a síntomas.