El diafragma es la separación muscular entre el tórax y las cavidades del abdomen que actúa como barrera y ayuda en la respiración. La hernia diafragmática es una alteración del diafragma que permite que los órganos abdominales migrar hacia la cavidad torácica. Con frecuencia, las hernias diafragmáticas se producen junto con un acontecimiento traumático, como ser atropellado por un coche; tales animales pueden tener traumatismos múltiples que requieren atención médica.
Los perros y los gatos sufren dos tipos de hernias diafragmáticas:
- Traumáticas: causadas por un acontecimiento que desgarra el diafragma.
- Congénitas: los animales ya las tienen al nacer (el tipo de hernia más común dentro de esta subcategoría es la hernia diafragmática peritoneopericárdica [HDPP]).
Una hernia diafragmática puede causar dificultades respiratorias significativas. El traumatismo que generó la hernia también puede dar lugar a fracturas de costilla, laceraciones pulmonares y hematomas pulmonares. Estas lesiones pueden provocar neumotórax (aire en el tórax, fuera de los pulmones) o hemotórax (sangre en la cavidad torácica). Si los contenidos del abdomen han entrado en la cavidad torácica, es posible que esto altere aún más la capacidad de los pulmones para expandirse. El riego sanguíneo de los órganos abdominales desplazados a través de una hernia diafragmática puede verse comprometido.
Los signos asociados a una hernia diafragmática aguda suelen estar relacionados con las dificultades para expandir los pulmones, debido a los contenidos adicionales del tórax. Los signos observados incluyen:
- problemas para respirar
- patrón respiratorio rápido, superficial
- postura anómala para respirar, con la cabeza y el cuello extendidos
Si se tolera el traumatismo inicial, es posible que la hernia diafragmática se diagnostique en un momento posterior. Con el paso del tiempo, puede que los órganos abdominales, como el hígado o los intestinos, se adhieran a la cavidad torácica y es posible que el animal muestre signos asociados a enfermedades hepáticas o gastrointestinales, como vómitos o anorexia.
Hay que hacer radiografías de tórax para diagnosticar la enfermedad y buscar cualquier otra anomalía. Si el animal está sano, en las radiografías de tórax se aprecian la línea diafragmática, la silueta del corazón y los pulmones llenos de aire (figuras 1 y 2). En caso de hernia diafragmática, en las radiografías de tórax se pierden la línea diafragmática y la silueta del corazón, los espacios pulmonares se desplazan y se ven contenidos abdominales dentro de la cavidad torácica (figuras 3 y 4).
El veterinario de atención primaria puede pedir más pruebas de diagnóstico por imagen que incluyan:
- ecografía abdominal y de tórax
- radiografía con contraste (hacer radiografías después de introducir un medio de contraste en el sistema gastrointestinal)
- tomografía computarizada (TC)
El único tratamiento para reparar la hernia diafragmática es la cirugía. El tratamiento quirúrgico debe aplicarse en cuanto el animal esté lo suficientemente estable para recibir anestesia general. Algunos pacientes con dificultad respiratoria grave no respirarán con comodidad hasta que se les saquen los contenidos abdominales. La intervención quirúrgica será urgente si el estómago se ha herniado a la cavidad torácica y se distiende con gas. Esto puede impedir que los pulmones se expandan y causar dificultades respiratorias. Puede introducirse una aguja en el estómago a través de la pared torácica para descomprimir el estómago y, entonces, llevar a cabo la cirugía. La reparación quirúrgica de la hernia diafragmática suele hacerse entrando en la cavidad abdominal por la línea media ventral, devolviendo los órganos abdominales al abdomen y suturando el desgarro del diafragma. Puede colocarse un tubo para sacar el aire, la sangre o el líquido que tal vez se acumule en la cavidad torácica. El veterinario puede derivar este procedimiento a un cirujano veterinario certificado por el Colegio Estadounidense de Cirujanos Veterinarios (ACVS, por sus siglas en inglés).
Es posible que haya que extirpar una porción de algún órgano abdominal (hígado, vesícula biliar, bazo, estómago o intestino delgado) si se ha visto comprometida la irrigación sanguínea. Cada uno de estos procedimientos tiene sus propios riesgos y complicaciones. Si la herniación es crónica y se han formado adherencias (uniones entre órganos con tejido cicatricial), la hemorragia puede ser una complicación de la cirugía.
Después de la cirugía, será necesaria la hospitalización. Es posible que los tubos colocados durante el procedimiento, por ejemplo, para extraer líquidos o para alimentar al animal, tengan que quedarse en su sitio un par de días. Muchos de estos animales pueden haber sufrido otras lesiones que también requieran una estancia hospitalaria. El tratamiento del dolor es una parte importante de la recuperación del animal y se controla mejor en un entorno hospitalario.
La mayoría de los animales empezarán a sentirse mejor después de la cirugía y querrán estar activos. Es importante animarlos a descansar y evitar la actividad durante el período posoperatorio.
El pronóstico de los animales con hernia diafragmática traumática varía dependiendo de las demás lesiones. Se calcula que alrededor del 15 % de los animales con hernia diafragmática traumática morirán antes de ir al veterinario. El tratamiento satisfactorio del shock antes de la intervención quirúrgica genera las mejores tasas de supervivencia. Los animales que se someten a una cirugía más de un año después del traumatismo inicial pueden tener un peor pronóstico por la presencia de adherencias (uniones fibrosas) con otros órganos o tejidos.
La tasa de mortalidad de perros y gatos que se operan de hernias congénitas (HDPP) es baja y su pronóstico para el retorno a la función y rendimiento normales es excelente.