Control del Dolor

Associated Terms:
Analgesia,

Resumen

El “dolor” es una percepción que crea el cerebro cuando recibe lo que se llama “nocicepción”. Este es el término fisiológico para describir los procesos químicos que actúan en un cuerpo que recibe un estímulo, lo modifican y lo transfieren al cerebro para su interpretación y reacción. El estímulo puede ser físico, de temperatura, químico o de un daño inflamatorio a los tejidos. El cerebro procesa estos datos nocisensibles, los combina con otros datos y crea la percepción llamada dolor. La percepción del dolor y la reacción ante el mismo pueden ser diferentes de un ser vivo a otro.

No todo el dolor es malo: el dolor nos permite saber que algo está dañando nuestros cuerpos y que lo debemos detener. Pero el “dolor patológico” es un tipo de dolor que ya no sirve para este fin útil. La mayor parte de problemas relacionados con el dolor que probablemente nos encontremos en nuestras mascotas en el contexto médico son ejemplos de dolor patológico.

El dolor puede estar provocado por muchas cosas:

  • traumatismo físico, como una caída o golpe contra algo
  • problemas de órganos internos, como malestar intestinal o bloqueo renal
  • procedimientos quirúrgicos, como cirugía abdominal o cirugía ósea
  • problemas cerebrales o de la columna, como disco desplazado, nervio pinzado o dolor de cabeza
  • cambios degenerativos, como artritis y daño articular
Manifestaciones Clínicas

Las conductas habituales relacionadas con el dolor son:

  • gruñir y/o ronronear (gatos)
  • no asearse (gatos)
  • no moverse de un lugar (gatos)
  • entrecerrar los ojos (gatos)
  • llorar y/o gimotear (perros)
  • mirada vidriosa y vacía (perros)
  • cuerpo encorvado (gatos y perros)
  • inquietud y cambiar mucho de postura (perros)
  • agitarse y temblar (perros)
  • esconderse (gatos y perros)
  • estar irritable o agresivo (gatos y perros)
  • falta de apetito (gatos y perros)
  • proteger las partes del cuerpo dolorosas (gatos y perros)

Durante y poco después de una lesión dolorosa u otras enfermedades, el cuerpo responde de varias formas; el ritmo cardíaco y respiratorio se aceleran, los músculos se tensan y se liberan endorfinas a nivel interno (analgésicos naturales). Pero, después de un tiempo, se liberan otras hormonas del estrés, dado que el dolor continúa. En este punto es cuando los inconvenientes del dolor comienzan a superar a las ventajas iniciales. Los efectos negativos del dolor incluyen:

  • no comer ni beber
  • función intestinal deficiente, ingesta de nutrientes deficiente
  • mayor riesgo de infección o curación de las heridas retardada
  • higiene y capacidad para moverse deficientes
  • incapacidad para dormir
  • conducta irritable o agresiva, que impide el tratamiento o los cuidados

Pueden presentarse cualquiera o todas estas complicaciones, y poner en riesgo la recuperación de la mascota. En ocasiones, significa que la mascota no se recupere; en ocasiones significa que el tratamiento sea más prolongado, intensivo, invasivo, ineficaz o costoso. Las enfermedades dolorosas en la vida de una mascota pueden hacer más difíciles de tratar enfermedades o lesiones futuras. Es posible que la mascota conserve un mal recuerdo de la atención que recibió del veterinario y se muestre asustada o agresiva en la siguiente ocasión en que necesite tratamiento.

No todo el dolor se crea del mismo modo. Algunos tienen una duración corta (como una inyección), algunos se controlan con un reajuste (como cojear para aliviar un tobillo dolorido) y otros son increíblemente intensos (como una espalda rota que hace que la mascota muerda a su dueño cuando trata de ayudarla). Si el dolor desaparece rápidamente y es lo suficientemente leve, el impacto negativo será escaso. A medida que la duración y/o intensidad del dolor aumenta, todos los impactos negativos comienzan a acumularse y las mascotas necesitan nuestra ayuda.

Tratamentio

Hay varias fases en la experiencia médica de una mascota en las que podemos controlar el dolor; cada fase es una oportunidad para proporcionar tratamiento o “analgesia” (es decir analgésico) y contar con un plan para cada fase nos permite mantener cada tratamiento al mínimo (menos riesgo, menos costo).

  • La analgesia “preventiva” implica el uso de medicamentos para el dolor antes de que la mascota se vea expuesta a procedimientos dolorosos, como una cirugía.
  • Contener a la mascota a nivel físico, básicamente obligándola a experimentar la experiencia dolorosa. Por ejemplo, esto podría ser adecuado para una simple inyección, una que tenga un dolor leve y de duración muy corta asociado.
  • Dejar inconsciente a la mascota a nivel cerebral, de modo que no perciba dolor en ese momento. Esto habitualmente se llama anestesia general. Podría ser adecuada para pruebas diagnósticas que puedan resultar dolorosas mientras se realizan, pero no una vez han terminado (un procedimiento endoscópico, por ejemplo).
  • Dolor persistente; habitualmente este dolor comienza a un nivel elevado y va disminuyendo a lo largo de un plazo variable (horas, días, semanas). Durante estas horas y días iniciales en que una mascota está en el hospital y bajo supervisión de 24 horas, podemos atajar el proceso del dolor en múltiples ubicaciones. Esta “analgesia multimodal” es más eficaz y segura para la mascota. En los tratamientos hospitalarios se podría incluir, por ejemplo, goteros intravenosos con analgésicos continuos, inyecciones frecuentes de analgésicos que actúan de formas diferentes y fisioterapia de apoyo, como una cama adecuada, tratamiento con compresas de hielo y masaje.
  • Dolor en el hogar; una vez que se da de alta a la mascota del hospital o que vuelve a casa desde la clínica de día, las opciones para controlar el dolor de la mascota son menores, pero un enfoque de analgesia multimodal sigue siendo el más eficaz. Los medicamentos orales múltiples que actúan de formas diferentes y las mismas técnicas sencillas de fisioterapia pueden reducir adecuadamente el dolor que presenta una mascota durante el período en casa.

Podemos tratar uno o más pasos en el curso del dolor, de modo que la mascota no sienta dolor mientras se aplica, pero también de modo que el dolor se detenga o minimice una vez termine la prueba o tratamiento. Este enfoque de combinación, llamado anestesia equilibrada, nos permite no solo usar dosis de medicamentos más seguras y pequeñas, sino que parece ser un enfoque más eficaz para los procedimientos, como una cirugía, que dolerán incluso después de que se haya dejado de cortar.

Adicionalmente, pueden usarse técnicas como la acupuntura aplicadas por veterinarios con formación, para que actúen como métodos auxiliares en determinados protocolos de control del dolor agudo y crónico.  La acupuntura puede controlar el dolor y la inflamación estimulando los sistemas endocrinos, nerviosos e inmunitarios, para activar la autocuración. Esta técnica ha demostrado ser eficaz a la hora de controlar el dolor de diversas lesiones musculoesqueléticas y de tejidos blandos.

Los medicamentos y técnicas para controlar el dolor deben considerarse, como los antibióticos, parte del tratamiento. Algunas clínicas y hospitales detallarán estos cargos, mientras que otras simplemente los incluirán como parte de los cargos de anestesia avanzada u hospitalización. Diferentes veterinarios recetarán distintos medicamentos o utilizarán distintas técnicas según su experticia, experiencia, y/o conocimientos. Hay directrices actuales de “estándar de atención” en el campo médico veterinario, pero no hay protocolos considerados “los mejores”. El plan de control del dolor debe adaptarse a la mascota, a su afección médica y su dolor; los cargos por estos servicios variarán de un paciente a otro.

El plan de control del dolor también debe supervisarse para poder realizar modificaciones a medida que la mascota va respondiendo; el plazo de tiempo puede ser de minutos, horas o semanas, dependiendo de la afección médica y el dolor que se estén tratando. El dolor es un componente habitual de la enfermedad, la lesión y el tratamiento médico. Empieza con algún tipo de agresión al cuerpo, lo percibe el cuerpo a medida que las señales viajan a través del sistema nervioso y, en última instancia, altera la fisiología y la conducta de la mascota. No es algo agradable de experimentar y si es intenso o prolongado puede ser muy difícil de tolerar. En qué punto la experiencia de dolor se convierte en un verdadero “sufrimiento” es algo que varía de un paciente a otro, pero habitualmente se considera preferible evitar, prevenir o reducir el dolor.

La profesión veterinaria está lo suficientemente avanzada como para reconocer y controlar con éxito el dolor de nuestros pacientes. Contamos con medicamentos, técnicas y experiencia que pueden adaptarse a las distintas especies y a la afección médica; el estándar de atención actual permite que una gran mayoría de pacientes permanezcan cómodos la mayor parte del tiempo.Los propietarios de mascotas no deben dudar a la hora de participar en la toma de decisiones médicas a este respecto y sobre los demás aspectos de la atención médica de su mascota. Desde un procedimiento habitual de esterilización hasta un caso de un traumatismo complejo, reserve tiempo para estas conversaciones sobre el control del dolor con su veterinario de atención primaria o su cirujano veterinario.

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