La dilatación y vólvulo gástricos son una enfermedad canina potencialmente mortal de progresión rápida. Este trastorno suele asociarse a comidas copiosas y hace que el estómago se dilate, por el alimento y los gases, y puede llegar a un punto en el que no pueden ser expulsados. Cuando un estómago empieza a dilatarse y expandirse, la presión en el estómago crece. El aumento de la presión y del tamaño del estómago puede tener varias consecuencias graves, incluyendo:
- evita que la sangre retorne de forma adecuada al corazón desde el abdomen
- pérdida del flujo sanguíneo al revestimiento del estómago
- desgarro de la pared del estómago
- presión sobre el diafragma que impide que los pulmones se expandan de forma apropiada, lo que disminuye la capacidad de mantener una respiración normal
Todo el organismo sufre por la mala ventilación, que causa la muerte de células en muchos tejidos. Además, el estómago puede dilatarse lo suficiente para rotar en el abdomen, un trastorno llamado vólvulo. La rotación puede causar el bloqueo del riego sanguíneo al bazo y al estómago. La mayoría de los animales están en shock debido a los efectos sobre todo su organismo. El tratamiento de este problema consiste en la estabilización del animal, la descompresión del estómago y una cirugía para devolver el estómago a su posición normal de forma permanente (gastropexia). Habrá que examinar los órganos del abdomen para ver si están dañados y deberán ser tratados de forma adecuada según se determine en el momento de la cirugía.
Se han publicado varios estudios en los que se evalúan los factores de riesgo y las causas de la dilatación y el vólvulo gástricos en perros. Este síndrome no se comprende por completo, aunque se sabe que existe una asociación con perros que:
- tienen un tórax profundo (mayor cociente de la altura del tórax en relación con su anchura)
- son alimentados con una única comida copiosa una vez al día
- son mayores
- están emparentados con otros perros que han sufrido este trastorno
También se ha sugerido que la alimentación abundante, los perros a los que se les ha extraído el bazo, las razas de perro grandes o gigantes y el estrés pueden dar lugar a un aumento de la incidencia de este trastorno. En un estudio de 2006 también se determinó que los perros alimentados con piensos secos que contienen aceites (p. ej., aceite de girasol, grasa animal) entre los cuatro primeros ingredientes de su etiqueta predisponen a un alto riesgo de DVG.
Se han notificado casos de dilatación gástrica con o sin vólvulo en casi todas las razas de perro, pero las que presentan este trastorno con mayor frecuencia son el gran danés, el braco de Weimar, el san bernardo, el setter irlandés y el Gordon setter.
Los signos iniciales suelen asociarse a dolor abdominal. Pueden incluir, aunque no únicamente:
- Una mirada ansiosa o miradas hacia el abdomen
- estar de pie y estirarse
- babear
- distensión del abdomen
- arcadas no productivas
Conforme la enfermedad progresa, el animal puede empezar a jadear, tener distensión abdominal (tripa hinchada) o estar débil y caerse y estar tumbado. En el examen físico, los animales suelen presentar una frecuencia cardíaca y una frecuencia respiratoria elevadas, mala calidad del pulso y tiempos de llenado capilar inadecuados. Es habitual observar distensión abdominal.
El mejor momento para la estabilización y la cirugía es al principio del curso de la enfermedad; las tasas de mortalidad aumentan junto con la gravedad. Si el animal ha mostrado cualquiera de estos signos, debe ser examinado por el veterinario de atención primaria de inmediato. La cirugía está indicada si se ha establecido el diagnóstico de dilatación gástrica con o sin vólvulo. Si se diagnostica esta enfermedad, el animal puede ser remitido a un cirujano veterinario certificado por el Colegio Estadounidense de Cirujanos Veterinarios (ACVS, por sus siglas en inglés) para su tratamiento.
Conforme la dilatación gástrica empeora y los efectos sobre todo el organismo se prolongan, pueden presentarse muchas complicaciones secundarias.
- El descenso de la respiración y del gasto cardíaco a lo largo del curso de la enfermedad conlleva al suministro escaso de oxígeno a muchos tejidos (hipoxia). Esto causa muerte celular en el hígado, los riñones y otros órganos vitales.
- Como consecuencia de la hipoxia, suelen presentarse arritmias cardíacas (latidos anómalos).
- Hay riesgo de muerte celular y de desprendimiento en el revestimiento de todo el tubo digestivo.
A medida que la enfermedad avanza, las toxinas pueden aumentar a nivel local y, cuando el estómago se deshincha, pueden circular a través del cuerpo, causando más arritmias cardíacas, fallo renal agudo y fallo hepático. En este trastorno, las bacterias también suelen acceder a la sangre, causando bacteriemia (bacterias en la sangre) y sepsis.
La mayoría de los veterinarios recomendarán un análisis de sangre inicial que incluya un hemograma completo, bioquímica sérica, electrolitos en sangre y un análisis de orina. Estas pruebas permiten determinar la naturaleza de las alteraciones metabólicas que pueden estar teniendo lugar al mismo tiempo. También hacen posible que el veterinario descarte algunas enfermedades que pueden imitar los signos clínicos de la dilatación gástrica. Además, se usan radiografías abdominales para confirmar el diagnóstico (figura 1) y un electrocardiograma (ECG) para ver si hay arritmias cardíacas, que suelen ser comunes en el curso posterior de la enfermedad. Suele hacerse una gasometría para evaluar la naturaleza y la gravedad del deterioro respiratorio. El cirujano veterinario puede recomendar más pruebas.
La estabilización del perro es de vital importancia y suele iniciarse con líquidos intravenosos y oxigenoterapia. Por lo general, se sigue con la descompresión gástrica, que consiste en introducir una sonda en el estómago a través del esófago para liberar la acumulación de aire y líquido y lo siguiente suele ser el lavado (irrigación de agua) dentro y fuera del estómago para sacar las partículas de alimento que queden. En algunos casos, pueden introducirse en el estómago una aguja o un catéter desde el exterior del organismo para liberar aire y ayudar a introducir la sonda. El momento adecuado para la anestesia general y la estabilización quirúrgica lo determinará la estabilidad del animal y quedará a criterio del cirujano veterinario.
La cirugía consiste en la exploración completa del abdomen y la desrotación del estómago. Además, se determinará la viabilidad de la pared del estómago, del bazo y de otros órganos. Si es necesario, se extraerán una parte de la pared del estómago (gastrectomía parcial) o el bazo (esplenectomía). Una vez que se devuelva al estómago a su posición normal en el abdomen, se fija de forma permanente a la pared abdominal (gastropexia). El propósito de este procedimiento es evitar el vólvulo (la rotación) si vuelve a producirse una dilatación gástrica posterior.
La mayoría de los pacientes serán hospitalizados durante varios días, se les administrarán líquidos intravenosos y se vigilará la presencia de arritmias cardíacas y de otras complicaciones posoperatorias. Los cuidados posoperatorios inmediatos incluirán la restricción del ejercicio durante unas pocas semanas para permitir la cicatrización de las incisiones. El control de la alimentación a largo plazo probablemente consista en varias (2-3) comidas poco abundantes al día en lugar de una única comida copiosa y en la supervisión continua en busca de la reaparición de los signos clínicos.
Se han notificado tasas de mortalidad asociadas a la dilatación y al vólvulo gástricos de alrededor del 15 %. Las tasas de mortalidad y de morbilidad (complicaciones) crecen a medida que aumentan la gravedad y el tiempo. Entre los factores que se ha demostrado que aumentan la tasa de mortalidad se encuentran los pacientes:
- con signos clínicos durante más de 6 horas
- con arritmias cardíacas antes de la cirugía
- que necesitan la extracción de una parte del estómago por la pérdida del riego sanguíneo
- que requieren la extirpación del bazo
La anestesia general sigue siendo el riesgo más importante para los pacientes afectados por la dilatación gástrica. La muerte puede presentarse antes, durante o después del procedimiento debido a la enfermedad. Tras la intervención, las arritmias cardíacas son comunes, aunque pocas llegan a ser potencialmente mortales y requieren tratamiento. Cuando el estómago se devuelve a su posición normal, puede ocurrir muerte celular y la pérdida de órganos debido a la liberación de toxinas. Además, muchos perros tendrán cierto grado de dilatación gástrica, pero la gastropexia sirve para evitar la complicación potencialmente mortal que supone la rotación. La cirugía siempre conlleva un riesgo bajo de infección o descomposición de la sutura (dehiscencia) que da lugar a una segunda cirugía.
Como medida preventiva, actualmente muchos cirujanos veterinarios recomiendan la gastropexia profiláctica para las razas con riesgo de desarrollar la enfermedad o para los perros emparentados con otros que han sufrido este problema. La gastropexia profiláctica suele poder hacerse a la vez que la esterilización. Es posible llevar a cabo la gastropexia profiláctica con técnicas mínimamente invasivas, como la gastropexia asistida por laparoscopia, la gastropexia con asistencia endoscópica y la gastropexia mediante minilaparotomía (abordaje limitado) (figura 2).
Fotos por cortesía de Gregory S. Marsolais, DVM, MS, certificado por el ACVS – Cirugía de animales pequeños.