Las glándulas paratiroideas son una glándulas pequeñas (0,6 cm de diámetro) y planas que desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la concentración del calcio en sangre en perros y gatos. Los sensores químicos de las glándulas paratiroideas monitorizan los niveles de calcio en sangre y si los niveles de calcio descienden, las glándulas secretan la hormona paratiroidea (PTH). La PTH actúa en los riñones, intestinos y huesos para aumentar la cantidad de calcio en el torrente sanguíneo. Hay habitualmente cuatro glándulas paratiroideas en la mayor parte de mamíferos, dos en cada lado de la garganta, asociadas estrechamente con las glándulas tiroideas (de ahí el nombre, paratiroidea). Los tumores de las glándulas paratiroideas son poco frecuentes; sin embargo pueden producir problemas graves en perros y gatos si los tumores excretan cantidades excesivas y no reguladas de PTH. La PTH excesiva provoca niveles elevados de calcio en la sangre, que pueden tener efectos tóxicos en los riñones, los intestinos y el cerebro.
Se ha informado de tumores paratiroideos en muchas razas diferentes de perros y gatos. No hay ninguna causa dietética o medioambiental conocida; en la mayor parte de los casos, la aparición parece ser una circunstancia aleatoria. Sin embargo, determinadas razas de perro parecen tener un mayor riesgo. Se ha descubierto una predisposición genética a los tumores paratiroideos en los keeshonds. Los keeshonds con tumores paratiroideos no deben aparearse.
Dado que los tumores paratiroideos son pequeños y están ubicados en una zona profunda del cuello, habitualmente no hay signos externos que avisen al propietario de que un perro podría tener un tumor paratiroideo. Por el contrario, son los signos clínicos provocados por niveles de calcio excesivos en el torrente sanguíneo (hipercalcemia) los que llevan al propietario al veterinario. La hipercalcemia puede provocar disfunción en muchos órganos, especialmente en los riñones. Los niveles elevados de calcio en la sangre interfieren con la capacidad de los riñones para concentrar la orina, de modo que las mascotas afectadas orinan con frecuencia y beben más agua para compensar la pérdida de líquidos producida por la micción frecuente. Dado que sale más calcio por los riñones hacia la orina, pueden aparecer cálculos urinarios de calcio (urolitiasis) en la vejiga urinaria, los uréteres o los riñones. La hipercalcemia también afecta a la función intestinal; algunas mascotas podrían vomitar, volverse estreñidas o perder el apetito. Las mascotas afectadas muestran signos de debilidad ya que la hipercalcemia interfiere con la función muscular normal. Si la hipercalcemia se mantiene durante tiempo suficiente, se desarrollarán complejos de calcio-fosfato en los tejidos del riñón y otros órganos, que provocan un daño permanente.
La forma más habitual de diagnosticar los tumores paratiroideos es un análisis de sangre de rutina, como parte de la evaluación médica anual de un perro o gato viejo. Los signos tempranos de hiperparatiroidismo son muy sutiles y el propietario de la mascota puede atribuirlos a la avanzada edad de la misma. Sin embargo, si la hipercalcemia se detecta en una evaluación sanguínea, se justifica la realización de más análisis para determinar la causa.
Si sospecha de la presencia de un tumor paratiroideo en la mascota, ya sea porque se detectó hipercalcemia en un análisis de sangre o debido a signos clínicos relacionados con la hipercalcemia, el análisis definitivo que realizará su veterinario de atención primaria es la medición de la PTH en el torrente sanguíneo. Se trata de una prueba muy específica que mide dos tipos de hormona paratiroidea, PTH y PTHrP (péptido relacionado con la PTH). Tanto la PTH como el PTHrP provocan una elevación del calcio en el torrente sanguíneo. Sin embargo, la PTH la producen en exclusiva las glándulas paratiroideas, mientras que el PTHrP lo liberan determinados cánceres como el linfoma, el mieloma múltiple y el adenocarcinoma del saco anal. Si el PTHrP está elevado en presencia de hipercalcemia, esto respalda el diagnóstico de un tumor no paratiroideo. Sin embargo, si el PTHrP es no detectable y la PTH está en un nivel normal o elevado, habrá muchas sospechas de un tumor paratiroideo. Es importante que tenga en cuenta que una concentración normal de PTH en sangre en presencia de hipercalcemia sigue siendo “anormal” y sugiere una secreción de la hormona mal regulada por culpa de un tumor paratiroideo. La hipercalcemia reduce la secreción de la PTH por parte de las glándulas paratiroideas.
El paso final del diagnóstico de un tumor paratiroideo es la obtención de imágenes ecográficas de las glándulas paratiroideas. Se trata de una prueba muy sensible y un ecografista con experiencia puede detectar fácilmente las glándulas paratiroideas normales asociadas con las glándulas tiroideas en el cuello de un perro. Los tumores paratiroideos habitualmente son individuales y aparecen como un agrandamiento esférico de la glándula paratiroidea. Los tumores habituales tienen 2 – 4 veces el tamaño de las glándulas paratiroideas normales.
Hay dos opciones de tratamiento para los tumores paratiroideos, la extirpación quirúrgica y la ablación con etanol con orientación ecográfica. Ambos procedimientos requieren anestesia general, de modo que debe hacerse una evaluación detallada antes de la anestesia para asegurar la asistencia adecuada durante el procedimiento. En algunos casos, si los niveles de calcio en sangre son extremadamente elevados, se eleva el riesgo de arritmias cardíacas y problemas con la presión arterial durante la anestesia.
La extirpación quirúrgica se hace a través de una incisión en la línea media del cuello, justo detrás de la garganta. Los cirujanos veterinarios exploran ambos lados del cuello, revisando todas las glándulas paratiroideas. Habitualmente, un tumor paratiroideo se puede extirpar directamente de la glándula tiroidea, conservando la glándula tiroidea y dejando el resto de glándulas paratiroideas en su sitio.
La ablación con etanol con orientación ecográfica es una alternativa mínimamente invasiva a la incisión quirúrgica. El procedimiento requiere anestesia general para asegurar que no se produzcan movimientos durante la ablación. Se recorta el pelo del cuello y la piel se lava de un modo similar a la preparación quirúrgica. Se utiliza una ecografía para identificar el tumor paratiroideo y se introduce en la piel del cuello una larga aguja conectada a una jeringa que contiene 1 – 2 ml de etanol. Utilizando las imágenes ecográficas, se va guiando la aguja hasta el tumor paratiroideo y se inyecta el etanol en el mismo. El etanol es tóxico para el tumor paratiroideo y provoca una rápida necrosis, destruyendo el tumor. Hay que tener precaución de que el etanol no se fugue de la cápsula paratiroidea y dañe los finos nervios de la zona. Existe la posibilidad de que el etanol no destruya todo el tumor y sea necesario repetir la administración.
Para minimizar la posibilidad de hipocalcemia postoperatoria, el veterinario controlará atentamente el nivel de calcio en sangre después de la paratiroidectomía y administrará un suplemento de calcio o vitamina D en caso necesario. La suplementación se reduce gradualmente a medida que las glándulas paratiroideas restantes comienzan a funcionar normalmente y recuperan el control de los niveles de calcio en sangre.
Con independencia de la técnica utilizada, se debe vigilar a los animales atentamente durante los días siguientes al procedimiento. Después de la extirpación de un tumor paratiroideo funcional, la hipercalcemia se resolverá con rapidez. Dado que las glándulas paratiroideas restantes son normales, habrán visto reducida su actividad por la hipercalcemia. Habitualmente son necesarios unos días (o más) para que las demás glándulas paratiroideas recuperen su funcionamiento. Es posible que los niveles de calcio alcancen niveles inferiores a los normales durante este período. El calcio bajo en sangre (hipocalcemia) puede provocar efectos secundarios graves, incluidas las convulsiones y la muerte.
El pronóstico para la supervivencia a largo plazo después de la paratiroidectomía es bueno. Los tumores paratiroideos son benignos, de modo que la extirpación es habitualmente curativa. Es poco frecuente que haya múltiples tumores paratiroideos, pero se han informado casos. Si su perro o gato tiene múltiples tumores paratiroideos, habitualmente se presentan al mismo tiempo, de modo que se extirpan con frecuencia en la misma cirugía. La hipocalcemia inmediata posterior a una paratiroidectomía puede suponer una complicación grave, incluso mortal, de modo que debe controlarse atentamente a la mascota durante los primeros días después de la paratiroidectomía.