Hernias Perineales

Associated Terms:
Hernia Caudal, Colopexia, Hernia Ventral, Hernia Ventral, Hernia Ciática

Resumen

Las hernias perineales se producen por un debilitamiento o un fallo completo del diafragma muscular de la pelvis. Normalmente, el diafragma pélvico permite el soporte rectal e impide que el contenido abdominal invada el recto. Las mascotas con hernias perineales presentarán una hinchazón junto al recto o a uno o ambos lados, asociada con síntomas de estreñimiento, dificultad para defecar, letargo, dificultad para orinar y postura alterada la cola.

La causa subyacente del debilitamiento o fallo del diafragma pélvico no está clara actualmente. Sin embargo, se han planteado muchas teorías, de factores que pueden funcionar por separado o conjuntamente para permitir que se produzca el debilitamiento o fallo del diafragma pélvico. La enfermedad afecta principalmente a las mascotas de mayor edad, habitualmente entre los 7 y 9 años. Los perros y gatos machos no castrados también la sufren con mayor frecuencia.

Manifestaciones Clínicas
Figura 1: Hernia perineal grande en un perro.

as mascotas con hernias perineales habitualmente presentan hinchazón junto al ano o a uno o ambos lados (figura 1). La hinchazón puede afectar a contenidos del canal pélvico y abdominales herniados, como un recto, próstata, vejiga urinaria, grasa, epiplón e intestino delgado dilatados. Los signos clínicos que se presentan en las mascotas con hernias perineales se relacionan con los órganos atrapados en la hernia. Habitualmente, estos signos incluyen:

  • estreñimiento
  • esfuerzo al defecar
  • dificultad para orinar
  • incapacidad para orinar
  • incontinencia urinaria
  • dolor abdominal
  • letargo
  • depresión
  • anorexia
  • postura alterada de la cola
Diagnóstico
Figura 2: Radiografía de un perro con una hernia perineal

Para diagnosticar una hernia perineal el veterinario realizará un examen rectal minucioso. Esto ayudará a determinar la presencia o ausencia de una lesión similar a un tumor, una enfermedad de la próstata, los contenidos de la hernia y a determinar si la enfermedad es unilateral o bilateral. Algunos pacientes pueden requerir la administración de un analgésico o sedante para realizar un examen rectal. Una vez que se haya realizado el diagnóstico de hernia perineal, deben realizarse pruebas metabólicas y abdominales minuciosas. El veterinario de atención primaria probablemente recomiende un hemograma completo, un perfil bioquímico y un análisis de orina para determinar la presencia simultánea de cualquier enfermedad sistémica. Es posible que se recomiende el uso de imágenes diagnósticas avanzadas (ecografías y radiografías abdominales) para ayudar a determinar el contenido de la hernia, la posición y el tamaño de la vejiga, la posición y el tamaño del colon, una enfermedad de la próstata o la presencia de cáncer (figura 2).

Los pacientes que muestren cualquier hinchazón junto al recto, además de los signos clínicos mencionados anteriormente, deben consultar al veterinario lo antes posible. El atrapamiento de órganos en la hernia perineal puede ser potencialmente mortal y necesitar una estabilización de emergencia antes de realizar la intervención quirúrgica definitiva. Posiblemente su veterinario desee remitirlos a usted y a su mascota a un cirujano veterinario certificado por el Colegio Estadounidense de Cirujanos Veterinarios (ACVS) para que este realice la reparación quirúrgica de la hernia perineal.

Las hernias perineales, en sí mismas, pueden provocar estreñimiento, que a su vez, puede dañar la función de motilidad del colon. Las hernias perineales también pueden alterar la capacidad de orinar de la mascota. Ocasionalmente, una presión excesiva puede provocar que la vejiga urinaria se retrodesvíe (se vaya hacia atrás en el canal pélvico), lo que causará una obstrucción urinaria y posiblemente la pérdida de suministro sanguíneo hacia la vejiga. El atrapamiento de un tramo de intestino en la hernia puede provocar dolor significativo o pérdida del suministro sanguíneo. Está indicada una cirugía de emergencia en el caso de las mascotas con signos de dolor abdominal, incapacidad para orinar y un tramo de intestino delgado estrangulado.

Tratamentio

El tratamiento de la hernia perineal que no es de emergencia, puede consistir en un tratamiento médico o quirúrgico electivo. El tratamiento médico está indicado para preparar a un paciente para la cirugía, pero habitualmente no tiene éxito como control permanente del proceso de la enfermedad. El control médico consistirá en una combinación de enemas, ablandadores de las heces, tratamiento con líquidos i.v., control de la dieta y analgésicos. La cirugía pretende reparar el diafragma pélvico y potencialmente suturar el colon y la vejiga a la pared abdominal para ayudar a evitar la reaparición y el atrapamiento del colon o la vejiga. La cirugía habitualmente implica la colocación de suturas para restablecer el diafragma pélvico y la incorporación de un colgajo del músculo obturador interno para fomentar la reparación. El obturador interno es un músculo que se eleva desde el suelo pélvico. Puede implantarse una malla quirúrgica de plástico en los casos más graves. También puede ser necesario transferir un colgajo de músculo desde una de las patas traseras para ayudar al cierre del defecto de la hernia en los casos más graves o en casos en los que ha fracasado la reparación inicial. Se recomienda castrar a todos los pacientes durante el procedimiento quirúrgico para ayudar a reducir el riesgo de reaparición.

Durante la hospitalización inicial, se controla a todos los pacientes por si presentasen complicaciones. Si surgen complicaciones, puede recomendarse una intervención médica o quirúrgica.

Cuidado Posteriores y Evolución

Después de la cirugía, se puede administrar a la mascota un antibiótico de amplio espectro. Todos los pacientes recibirán analgésicos para reducir las molestias postoperatorias. A veces se utiliza la modificación de la dieta, pasando a una dieta rica en fibra combinada con ablandadores de heces, para ayudar a reducir el dolor y el esfuerzo asociados con la defecación. Además, ayuda a reducir la posible ruptura del tejido reparado. La mascota debe permanecer tranquila y calmada durante las dos primeras semanas después de la cirugía, para permitir la cicatrización del tejido. Está justificado el uso de un collar isabelino para evitar que el paciente provoque daños en la reparación quirúrgica. Puede recomendarse la aplicación de compresas frías en el sitio quirúrgico para ayudar a reducir la hinchazón y la irritación perineal.

El pronóstico es bueno en la mayoría de los casos; sin embargo, en el 10-15 % de los casos, puede producirse la reaparición de la hernia en el plazo de un año. La prevención de la hiperactividad y de los traumatismo autoinflingidos, puede ayudar a reducir la tasa de reaparición.

No hay ningún medio demostrado de evitar la formación de hernias perineales. El problema se ve con poca frecuencia en perros machos castrados, por lo que se recomienda la castración temprana de perros no destinados a la procreación.

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