Los sacos anales son pequeñas bolsas pares localizadas a ambos lados de la abertura anal de perros, gatos, hurones y otros animales. El revestimiento de los sacos produce un líquido marrón oloroso que suele eliminarse en pequeñas cantidades al defecar. No se conoce el propósito de los sacos anales, pero se cree que tienen una función en la comunicación sobre el animal o su territorio.
Los sacos anales pueden inflamarse, infectarse o taponarse (bloquearse). Con estos problemas, es común que el animal arrastre el trasero por el suelo y se lama o mordisquee esa zona.
Los tumores de los sacos anales (el adenocarcinoma de las glándulas apocrinas es el tipo de tumor más común) son un problema grave pero poco frecuente, porque tienden a invadir los tejidos de alrededor y a producir metástasis (diseminación a tejidos lejanos) incluso cuando el tumor primario es muy pequeño. Los tumores casi siempre aparecen solo en un lado. En aproximadamente el 25 % de los casos, el tumor puede causar hipercalcemia (aumento de la concentración sanguínea de calcio), lo que puede dar lugar a un fallo renal.
La incidencia de tumores del saco anal entre perros macho y hembra es casi igual. Aparecen en perros de cualquier raza, pero son más comunes en las razas de espániel. La media de edad de los perros afectados es de 10 años. Los tumores del saco anal son muy poco frecuentes en gatos.
Los signos de los tumores del saco anal pueden ser variables:
- hinchazón externa en la región perianal (figura 1)
- puede palparse una masa en el examen rectal rutinario
- estreñimiento
- dolor o esfuerzos para defecar
- sangre en las heces
- si hay fallo renal por el aumento de los niveles de calcio, pueden producirse sed y micción excesivas
- sin aumento de tamaño de los ganglios linfáticos (en el abdomen), un tumor grande suele producir síntomas limitados asociados a la defecación
Los propietarios del animal pueden observar síntomas de fallo renal debido al aumento de los niveles de calcio (hipercalcemia por malignidad).
Estos síntomas suelen incluir:
- aumento de la sed
- aumento de la micción
- vómitos
- pérdida del apetito
- letargo (debilidad/cansancio)
En general, para diagnosticar el tumor, obtener un cuadro clínico claro del estado de salud general y ver si hay metástasis, se recomiendan las siguientes pruebas:
- Aspiración: se inserta una aguja pequeña en el tumor para obtener algunas células que sirvan para diferenciar el cáncer de una infección o inflamación.
- Análisis de sangre: para evaluar el estado de salud general y detectar si hay hipercalcemia y fallo renal.
- Radiografías de tórax: para evaluar si hay nódulos metastásicos y otros problemas de corazón y de pulmón.
- Ecografía abdominal: examen para detectar si hay ganglios linfáticos agrandados o si el tumor se ha diseminado a otros órganos, como el hígado, los riñones, etc. Estos ganglios linfáticos agrandados suelen ser los que producen los síntomas asociados a la defecación.
La consulta con el veterinario de atención primaria puede hacer que se remita al animal a un cirujano veterinario para explorar todas las opciones.
- La cirugía es el pilar fundamental del tratamiento. Es el único método que se ha demostrado que influye en la supervivencia de los perros con estos tumores. El tumor se extrae a través de una incisión junto a la abertura anal justo encima del tumor. No es posible hacer una extracción amplia y agresiva por la cercanía del recto y el ano. Con tumores grandes, es posible que haya que extraer más tejido unido al tumor. Esto puede dar lugar a algunas de las complicaciones mencionadas en la sección de «Cuidados posteriores y evolución».
- Si hay ganglios linfáticos agrandados en el abdomen, se extraen con un abordaje quirúrgico abdominal en la parte ventral del perro. Estos ganglios están aumentados de tamaño en alrededor del 50 % de los casos. Esta intervención puede hacerse al extraer el tumor primario, poco tiempo después o más tarde si el tamaño de los ganglios aumenta. Este procedimiento se lleva a cabo para aliviar el estreñimiento y los problemas para defecar.
- Si hay fallo renal o hipercalcemia, puede requerirse el tratamiento con líquidos intravenosos y medicamentos antes de la cirugía para hacer que el perro sea un candidato más adecuado para la anestesia. En algunos casos, el fallo renal puede ser permanente.
- Después de la cirugía, la quimioterapia y/o la radioterapia pueden mejorar la esperanza de vida del animal.
La mayoría de los animales son dados de alta 1-2 días después de la cirugía. Suele concertarse una consulta de revisión para ver qué tal está el perro y para quitarle las suturas o las grapas de la piel (si las hay). El dolor puede controlarse bien con la medicación administrada por el propietario.
Las restricciones tras la cirugía suelen ser las siguientes:
- usar un collar restrictivo durante 10-14 días tras la cirugía para evitar la tendencia natural de los perros a lamerse y mordisquear la herida. Esto puede hacer que se abra la herida y aparezca una infección.
- pueden necesitarse medicamentos para ablandar las heces hasta que desaparezca la hinchazón.
- actividad limitada y restringida durante alrededor de 2 semanas para permitir la recuperación y la cicatrización de la incisión.
Las complicaciones posoperatorias pueden incluir:
- infección de la incisión
- apertura de la herida (dehiscencia)
- hasta el 33 % de los perros, sobre todo si se les han extraído masas más grandes, pueden presentar incontinencia fecal. Suele ser temporal, pero los propietarios tienen que conocer este problema. Si el tumor solo está presente en un lado, la incontinencia a menudo es parcial, de manera que el perro tiene problemas para controlar los movimientos intestinales, pero no deja caer heces de continuo.
- problemas de riñón continuos
El pronóstico del adenocarcinoma de las glándulas apocrinas depende del tipo de tratamiento, del tamaño del tumor, de la presencia de hipercalcemia y de la afectación de los ganglios linfáticos. La extirpación quirúrgica de estos ganglios puede aliviar el estreñimiento a largo plazo. Algunos animales se han sometido a muchas intervenciones para extraer ganglios linfáticos recurrentes a fin de aliviar las obstrucciones de forma satisfactoria.
Es importante que el veterinario examine los sacos anales como parte del examen rutinario del perro. La detección temprana puede mejorar mucho el pronóstico de supervivencia.