El aparato hioideo son varios huesos que sujetan la laringe y la lengua desde el cráneo. El aparato hioideo se conecta con el cráneo en la articulación temporohioidea. Esta articulación es el punto donde la pareja de huesos más grandes del aparato hioideo, los huesos estilohioideos, se conectan con la base del cráneo. La osteoartropatía temporohioidea, también llamada “THO” o “enfermedad del oído medio”, es una enfermedad de esta articulación (la articulación temporohioidea) del aparato hioideo y el cráneo. Consiste en el crecimiento de hueso alrededor de la articulación, que puede provocar la fusión de la articulación.
La causa exacta de la THO no se conoce por completo, pero posiblemente se deba a una infección o inflamación que llega de estructuras cercanas, como el oído interno o la bolsa gutural. Por otra parte, puede ser una enfermedad degenerativa de la propia articulación temporohioidea, como la artritis de otras articulaciones. El resultado de la infección y/o degeneración es que crece hueso y es posible que se fusione la articulación temporohioidea. Esto reduce la capacidad de movimiento y la flexibilidad normales de estas estructuras. Cosas como tragar y mover la cabeza, el cuello o la mandíbula pueden provocar una fractura de la unión de los huesos hioideos al cráneo. La fractura puede producir un empeoramiento rápido y que se compriman los nervios de la cara y vestibulococleares, los cuales son responsables de la expresión del rostro, de la lubricación del ojo y del equilibrio (nervios craneales 7 y 8).
Los signos pueden ser ambiguos y ser diferentes de un caballo a otro. Algunos signos tempranos incluyen dolor al presionar en la base de la oreja o en la zona de la garganta a la altura del ahogadero, agitar la cabeza o negarse a aceptar el freno o querer trabajar ensillado con posiciones específicas de la cabeza. Cuando se hacen mucho más gruesos los huesos o se produce una fractura, pueden aparecer signos más claros como pérdida de coordinación (ataxia), caída del labio y la oreja (figura 1), inclinación de la cabeza hacia un lado o dificultad para tragar. La mayor parte de estos signos se deben al daño en los nervios de la zona afectada (nervios craneales 7 y 8). El daño en los nervios que hacen funcionar correctamente al ojo puede provocar que se produzcan menos lágrimas o impedir parpadear de forma adecuada; esto puede generar una ulceración grave de la córnea.
Hay distintas formas de diagnosticar la THO. El veterinario de atención primaria puede ayudar a elegir el mejor plan de diagnóstico para el caballo. Las radiografías del cráneo pueden detectar el engrosamiento típico de los huesos afectados, pero con frecuencia no resultan suficientemente claras. Una endoscopia de las vías respiratorias altas suele poder confirmar el diagnóstico. El veterinario puede usar el endoscopio para ver dentro de la bolsa gutural, donde puede observarse la articulación del hueso estilohioideo con el cráneo. Los caballos con THO tienen un agrandamiento del hueso estilohioideo en esta zona, como se ve en la Figura 2. Es importante comprobar ambas bolsas guturales, ya que la enfermedad puede afectar a ambos lados, derecho e izquierdo.
Las tomografías computarizadas o TC pueden dar información mucho más detallada sobre la enfermedad y detectar cambios en los huesos y los tejidos blandos dentro del aparato hioideo, el cráneo y el oído interno (figura 3). Este nivel de detalle suele ser útil para guiar cualquier procedimiento quirúrgico (vea más adelante).
El tratamiento médico incluye antibióticos para tratar cualquier infección del oído interno y antiinflamatorios para bajar el dolor y la inflamación. Es importante diagnosticar y tratar la ulceración de la córnea que puede haber ocurrido por la disminución de la producción de lágrimas o del parpadeo. Con frecuencia, el tratamiento de las úlceras de la córnea necesita un tratamiento antibiótico tópico a largo plazo, posiblemente combinado con el cierre quirúrgico temporal de los párpados para proteger la córnea u otro tratamiento médico que recomiende el veterinario.
La queratohioidectomía es un procedimiento quirúrgico que se ha desarrollado para tratar la THO. Consiste en la extracción completa de uno de los pequeños huesos del aparato hioideo, el hueso queratohioideo. Sirve para reducir la fuerza del aparato hioideo sobre el cráneo y reducir el riesgo de fractura; esto también reduce el dolor y las molestias de una articulación anormal o fusionada. Al contrario que con los tratamientos quirúrgicos anteriores, no se ha visto que vuelvan los signos clínicos. Un cirujano veterinario certificado por el Colegio Estadounidense de Cirujanos Veterinarios (ACVS) puede determinar si este procedimiento es adecuado para el caballo.
El pronóstico suele ser favorable, ya que normalmente los signos mejoran y la mayor parte de los caballos pueden volver a la normalidad. Sin embargo, es posible que no se solucione el daño nervioso anterior a la cirugía y algunos caballos tienen pequeños defectos nerviosos (como inclinar la cabeza o la caída del labio y la oreja) que se mantienen después del tratamiento. Si las pruebas de diagnóstico revelan que ya se ha producido una fractura, el pronóstico puede ser peor dependiendo del grado de los signos neurológicos presentes.
Los cuidados posteriores del caballo variarán dependiendo de la gravedad y la naturaleza de los signos. La duración de la recuperación neurológica variará y habitualmente tarda varios meses; en algunos casos, más de un año. Si hay úlceras en la córnea debido a la menor producción de lágrimas o a una reducción del parpadeo, esto también puede necesitar un tratamiento largo, pero en la mayoría de los casos se consigue la solución completa.