La extracción de ovarios en una yegua puede realizarse para extirpar tumores benignos o modificar la conducta producida por el celo. Se han descrito muchas técnicas y métodos quirúrgicos. Entre ellos la extracción bajo anestesia general en posición recostada dorsal (colocada sobre el lomo), de pie a través del flanco o la extracción a través de la vagina con un instrumento de tipo compresor. La extracción laparoscópica (con incisiones pequeñas) de los ovarios se ha convertido en una alternativa muy popular, porque es mínimamente invasiva, evita los riesgos de la anestesia general, mejora mucho la visualización y el acceso a la base del ovario y su riego sanguíneo (pedículo) y proporciona un mejor resultado estético con una menor convalecencia.
El motivo más habitual de la extracción de ovarios es la extirpación de tumores benignos que afectan al ovario, llamados tumores de células de la teca-granulosa (GTCT). Estos tumores se descubren mediante conductas agresivas, incluidas tendencias similares a las de un semental, hacia otros caballos y hacia las personas.
Además, la extracción de los ovarios puede moderar signos persistentes de celo, cuando se han intentado otras formas de tratamiento médico y hormonal. Existe algo de controversia y distintas opiniones respecto al éxito que tiene este procedimiento para modificar la conducta.
El diagnóstico se basa en el reconocimiento de signos clínicos agresivos, palpación de los ovarios y ecografía, y la confirmación con un análisis de sangre que evalúe los niveles elevados de hormona antimülleriana, testosterona e inhibina que circulan en el torrente sanguíneo.
Tal como se indicó, la extracción laparoscópica de ovarios en posición de pie permite una visualización y un acceso directos al órgano que se quiere tratar. Una vez que se está familiarizado con el procedimiento, es relativamente fácil de realizar y proporciona un resultado estético con un período de convalecencia reducido.
Preparación previa a la cirugía:
Tal como se indicó, la extracción laparoscópica de ovarios en posición de pie permite una visualización y un acceso directos al órgano que se quiere tratar. Una vez que se está familiarizado con el procedimiento, es relativamente fácil de realizar y proporciona un resultado estético con un período de convalecencia reducido.
Preparación previa a la cirugía:
Como los ovarios se encuentran en el abdomen muy cerca del tubo digestivo, es importante no alimentar a la yegua durante 24-48 horas, para permitir que se vean los ovarios, que se encuentran suspendidos hacia el lomo de la yegua, cerca de la pelvis.
Extracción laparoscópica de ovarios:
Procedimiento: Se administra sedación a la yegua y se la inmoviliza en un potro. Se esquila el pelo del flanco del lado afectado, se prepara de forma estéril, se colocan los paños quirúrgicos y se bloquea al animal con un anestésico local. Se hacen varias pequeñas incisiones (de 1,5 cm) en la zona del flanco y se colocan tubos rígidos o trocares especializados en el abdomen, que permiten introducir el laparoscopio (cámara larga rígida) en el abdomen para ver las estructuras internas (figura 1). Los instrumentos y dispositivos para agarrar y cortar el ovario, mientras se sellan los vasos sanguíneos, se colocan a través de los portales restantes. A veces hace falta hinchar o expandir el abdomen con dióxido de carbono (CO2) para permitir ver mejor el ovario y sus uniones al útero. Se aplica anestesia local a la base del ovario antes de la disección, a lo que le sigue la extracción quirúrgica (figura 2). Luego se observa el lugar de la intervención para verificar que no haya sangrado persistente (figura 3). Ocasionalmente, el ovario es demasiado grande para retirarlo y puede que sea necesario cortarlo en trozos y retirarlo poco a poco. Además, si el ovario es demasiado grande puede elegirse un abordaje estándar en la línea media ventral con anestesia general.
Después de la cirugía, la yegua recibe antibióticos y antiinflamatorios durante 2-5 días. A veces aparece fiebre baja como consecuencia de la respuesta inflamatoria debida a la cirugía. Normalmente dura poco tiempo y se resuelve en 48 horas. Se reintroducen los alimentos gradualmente a lo largo de los días siguientes. Las incisiones se curan en dos semanas y las yeguas vuelven al trabajo normalmente en un mes (figura 4).