La cesárea es una incisión a través de la pared abdominal al interior del abdomen para aislar el útero. Se realiza otra incisión en el útero para sacar al ternero. Es necesario practicar cesáreas a las vacas cuando el parto vaginal es demasiado complicado y no avanza en el tiempo previsto y, por lo tanto, puede poner en peligro la vida de la vaca o de su cría.
Las cesáreas suelen llevarse a cabo cuando los terneros son demasiado grandes, cosa común entre novillas inmaduras (madres primerizas) y en caso de terneros nacidos por transferencia de embriones. Otras indicaciones son:
- Dilatación cervical inadecuada (relajación insuficiente de los músculos del cérvix)
- Configuración (forma) anómala del hueso pélvico de la vaca
- Desgarro de la musculatura abdominal de la vaca
- Problemas relacionados con la posición o la función del útero
- Anomalías del útero o la vagina de la vaca
- Posición anormal del ternero no corregible a través de la vagina
- Monstruos fetales (defectos de nacimiento)
- Feto muerto
Hay que hacer un examen físico completo que incluya la evaluación de la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria y la temperatura de la vaca. Deben revisarse las glándulas mamarias para descartar una infección y valorar y tratar simultáneamente la movilidad del rumen (el movimiento digestivo), si es necesario. También pueden practicarse exámenes rectales y vaginales para evaluar la posición del útero y del feto.
La cesárea es un procedimiento que a menudo puede realizarse en el campo. Si surgen complicaciones, como un ternero gravemente desvitalizado (muerto y necrótico), o si la vaca o el ternero son muy valiosos, es posible que el veterinario de atención primaria decida remitir el caso a un cirujano veterinario certificado por el ACVS.
El abordaje quirúrgico de una cesárea depende de las preferencias del cirujano, del temperamento de la vaca y de las instalaciones/la asistencia disponibles. Muchas cesáreas se llevan a cabo con la vaca de pie (figuras 1 y 2); si la vaca está muy enferma o si el ternero está muerto, la intervención puede hacerse con la vaca tumbada sobre un costado. Las vacas muy deshidratadas pueden necesitar líquidos por vía intravenosa antes de la intervención. Si la vaca está haciendo un gran esfuerzo, es posible que necesite una epidural (un bloqueo nervioso de la región perineal) antes de la operación para rebajar el esfuerzo. El veterinario puede recomendar la administración de antibióticos y antiinflamatorios no esteroideos.
Se practica una incisión relativamente grande en el abdomen para que un cuerno del útero pueda sacarse al exterior (figuras 3 y 4). Con cuidado, se hace otra incisión en el útero y se colocan cadenas alrededor de las extremidades del ternero para luego sacarlo (figura 5). A continuación, el útero se cierra, se lava la zona con líquidos estériles y se sutura la incisión abdominal (figura 6). En algunos casos, puede practicarse una fetotomía (extracción de partes del cuerpo del ternero a través de la vagina) en lugar de una cesárea si el feto está muerto; lo más adecuado es que esta decisión la tome un profesional con experiencia en ganado bovino.
Si la vaca sufre una torsión uterina (útero retorcido) puede ser necesario corregirla antes de sacar al ternero. Puede hacerse volteando a la vaca. Se la coloca sobre su costado y se pone un tablón sobre su flanco para sujetar el útero en posición mientras se voltea a la vaca en torno a ese eje. Una persona permanece de pie sobre el tablón para mantener el útero en posición. Si no funciona, la torsión uterina puede corregirse durante la intervención quirúrgica, antes o después de sacar al ternero.
El pronóstico de recuperación tras una cesárea suele ser bueno. Para evitar las cesáreas, la vaca y el toro que se apareen deben ser de tamaño similar y hay que controlar a las vacas con atención cuando se acerque el parto. Si el parto es difícil, debe avisarse de inmediato al veterinario para aumentar al máximo las posibilidades de supervivencia de la vaca y del feto. Después de la intervención, la vaca debe ser vigilada para detectar signos de deshidratación y mastitis (infección de la glándula mamaria). Tras una cesárea, también pueden producirse complicaciones de la incisión, así como la retención de la placenta (placenta no expulsada en un plazo de 24 horas), lo que podría requerir el tratamiento con antibióticos y antiinflamatorios.