La uretra es el tubo que lleva la orina de la vejiga hacia el exterior del cuerpo. En los perros machos, pasa a lo largo de la parte posterior del perro y entre las patas traseras. Dentro del pene, la uretra descansa dentro de un canal de hueso, el hueso peniano, y se vuelve más estrecha. Los cálculos (piedras) que se desarrollan dentro de las vías urinarias (consulte cálculos urinarios) se quedarán atascados con frecuencia dentro de la uretra detrás de este hueso, bloqueando la uretra. La uretra también se puede bloquear si el hueso se fractura o si el perro desarrolla un tumor en el pene. El tejido cicatricial también puede causar un bloqueo parcial.
Los signos clínicos dependen de la gravedad del bloqueo. Los perros que tengan una obstrucción parcial pueden:
- orinar pequeñas cantidades con frecuencia
- tardar mucho tiempo en orinar
- tener dificultad para orinar
- tener sangre en la orina
- orinar en gotas en lugar de un chorro fuerte
- orinar en lugares inadecuados (sobre la alfombra o en su cama)
Si la uretra está completamente bloqueada, el perro se esforzará sin llegar a producir nada de orina. Tendrá dolor y se mostrará aletargado, con pérdida del apetito y, posiblemente, empezará a vomitar. Una vejiga urinaria demasiado grande se puede sentir fácilmente en la mitad posterior del vientre. (Precaución: puede que resulte doloroso al tocarla). Cuando se produce una obstrucción completa, la vejiga urinaria puede perforarse y verter orina en el abdomen del perro. Los perros con una obstrucción uretral total morirán en unos días si la obstrucción no se elimina. Se debe llevar de inmediato a la mascota al veterinario si no puede orinar.
Los cálculos de las vías urinarias son la causa más frecuente de obstrucción uretral en perros, cualquier cosa que provoque la formación de cálculos aumentará el riesgo de bloqueo uretral (consulte cálculos urinarios). Por ejemplos, los perros Yorkshire terriers y schnauzers con derivaciones hepáticas (consulte derivaciones portosistémicas) y los perros dálmatas son propensos a la formación de cálculos de urato. Las infecciones de riñón, vejiga y próstata pueden aumentar el riesgo de formación de cálculos de estruvita.
El diagnóstico de obstrucción se basa habitualmente en una incapacidad para hacer avanzar un catéter uretral hacia la vejiga. El veterinario de atención primaria puede sentir que el catéter pasa sobre los cálculos en perros con una obstrucción parcial. Las radiografías del perro mostrarán pequeños cálculos dentro de la vejiga y/o la uretra (figuras 1a, 1b y 2). El veterinario puede inyectar material de contraste en un catéter uretral durante las radiografías para ver si hay algún estrechamiento de la uretra.
Puede ser recomendable una evaluación ecográfica para determinar la presencia de tumores, coágulos de sangre o cálculos en la vejiga que no aparecen en una radiografía, así como evaluar las demás partes de las vías urinarias (riñones y uréteres) y la glándula prostática en perros machos. Se evalúa un análisis de sangre para determinar la gravedad de la enfermedad del perro.
Es posible que la función renal esté temporalmente dañada en perros con un bloqueo de las vías urinarias. El potasio, que se elimina habitualmente del cuerpo a través de la orina, también puede estar muy alto y puede provocar problemas cardíacos, por eso se realiza habitualmente un electrocardiograma (ECG). Se comprobará la presencia de cristales en la orina, lo que puede ayudar a determinar el tipo de cálculos presentes y a encontrar evidencias de infección. Además, puede realizarse un cultivo de la orina.
Si la obstrucción está provocada por cálculos de las vías urinarias, el veterinario tratará de irrigar los cálculos de modo que vuelvan a la vejiga, donde podrán extirparse quirúrgicamente, disolverse con tratamiento médico (dependiendo del tipo) o descomponerse con litotricia (romper los cálculos con ondas ultrasónicas o láseres). Si el perro está muy enfermo, puede que se retrase la cirugía y se deje colocada una sonda urinaria en las vías urinarias para drenar la orina de la vejiga durante uno o dos días, hasta que haya mejorado el estado médico y la mascota esté estable para la anestesia general y la cirugía.
Para retirar los cálculos de la vejiga quirúrgicamente, se realiza una cistotomía. En este procedimiento, el perro está bajo anestesia general. Se accede a la vejiga a través de una pequeña incisión abdominal. A continuación, se abre la vejiga, se retiran los cálculos y se irrigan abundantemente las vías urinarias para asegurarse de que no queden cálculos. Si los cálculos de la uretra no se pueden irrigar de forma que vuelvan a la vejiga para su eliminación, puede que sea necesario realizar una incisión independiente en la uretra. Los cálculos retirados en la cirugía se envían para la realización de un análisis bioquímico y, en algunos casos, para realizar también un cultivo. Puede obtenerse también cualquier tejido anómalo de la vejiga para realizar una biopsia.
Los perros que tienen una obstrucción uretral que no se puede desbloquear, tienen un tumor en el pene o forman cálculos de manera recurrente posiblemente necesiten que les realicen una cirugía para formar una nueva abertura permanente hacia la uretra, llamada uretrostomía escrotal. Las uretrostomías escrotales pueden ser necesarias porque los cálculos de la uretra queden atrapados en tejido cicatricial y, por tanto, no se puedan eliminar. Una uretrostomía escrotal permite que la orina salga por detrás del hueso peniano, donde la uretra es más ancha (figuras 2 y 3). Se crea una abertura por la que pueden pasar los cálculos pequeños. Los pacientes con una uretrostomía escrotal pueden seguir teniendo obstrucciones urinarias cuando se forman cálculos muy grandes en la vejiga o en la parte superior de la uretra. En la mayor parte de los perros que tienen una uretrostomía escrotal, el pene se deja en su sitio, por lo que un perro macho tendrá el mismo aspecto al ir por la calle. Sin embargo, orinará por la nueva abertura en la ubicación donde solía estar el escroto (figuras 3 y 4). En perros con tumores penianos, se realiza una uretrostomía escrotal y se elimina el pene (figura 4). Debido a que el sitio de la cirugía está en la zona del escroto, se castra a los perros durante el procedimiento.
Los perros necesitarán varias semanas de restricción de la actividad después de un procedimiento abdominal. Después de la cistotomía, la vejiga del perro será ligeramente más pequeña durante unas semanas debido a las suturas y probablemente tenga que orinar con más frecuencia. Puede que tenga una necesidad urgente de orinar y que se produzcan fugas. La orina manchada de sangre es habitual. (El goteo activo de sangre directa no es normal y debe avisarse de inmediato al cirujano.) Se deja puesto un collar isabelino durante 10 – 14 días hasta que el sitio haya cicatrizado, para evitar que el perro lama y mordisquee la zona. Probablemente el perro se vaya a casa tomando analgésicos orales. Si hay infección de la vejiga, se recetarán antibióticos. Los cálculos se envían a analizar para determinar si son necesarias dietas o medicamentos especiales.
El tejido alrededor de la uretra tienen un excelente suministro de sangre y los perros posiblemente tengan una hemorragia durante varios días en la uretrostomía escrotal. El nerviosismo o el traumatismo en la zona como consecuencia de lamerse pueden aumentar el riesgo de hemorragia, por lo que los perros deben llevar un collar isabelino y pueden requerir sedación durante varios días para reducir la posibilidad de hemorragia.
Las complicaciones de la obstrucción urinaria incluyen: desgarros de la uretra o vejiga que provoquen pérdidas de orina, disfunción de la vejiga, incontinencia o cicatrización de la uretra que pueda provocar la reaparición de la obstrucción. Las complicaciones postoperatorias después de la cistotomía incluyen orina ensangrentada temporal, fugas de orina en la línea de suturas de la vejiga o formación de una hernia en la incisión abdominal e infección. Las complicaciones después de la uretrostomía escrotal incluyen hemorragia (en los primeros días después de la cirugía), irritación de la piel por la orina, cicatrización/estrechamiento de la abertura que puede provocar obstrucción, irritación, orina atomizada que moja las patas e infección.
La reaparición de la obstrucción uretral por cálculos se evita al reducir los factores que provocan la formación de los cálculos. Si su perro es propenso a la formación de cálculos, tendrá que seguir atentamente las recomendaciones sobre dieta y medicamentos que recomiende el veterinario, y hacer que revisen a su perro según sea necesario para asegurar el control de la formación de cristales.
El pronóstico es excelente para perros que se someten a una cistotomía con o sin uretrostomía escrotal por bloqueo uretral, siempre que los perros no sufran un daño renal o tóxico grave por la obstrucción prolongada.