Un seno dermoide, también llamado quiste pilonidal, es un defecto tubular de la piel causado por la separación incompleta de la piel y el sistema nervioso durante el desarrollo embrionario. El seno puede encontrarse en cualquier punto del lomo o el cuello, pero afecta sobre todo al cuello o a la parte superior de la columna. La profundidad del defecto varía; el tubo:
El seno dermoide es común sobre todo entre perros crestados rodesianos, en los que se trata de un problema congénito y hereditario. Por lo tanto, no debe sacarse cría a los animales afectados. Este trastorno también se ha presentado en otras razas. |
El seno dermoide puede reconocerse a una edad temprana como una abertura en la línea media del lomo, con pelo que sale, a menudo en forma de remolino. Puede palparse un tubo o un cordón bajo la abertura. Es posible que algunos senos dermoides no se asocien a ningún signo clínico, o se asocien a una secreción leve que puede controlarse con una limpieza cuidadosa. Sin embargo, los senos taponados con restos de queratina pueden infectarse y puede formarse un absceso. Los senos que conectan con el revestimiento de la médula espinal pueden asociarse a anomalías neurológicas.
El veterinario de atención primaria puede explorar el seno colocando un catéter en la abertura. Puede hacerse una fistulografía con contraste (figura 1) inyectando material de contraste en el seno y haciendo una radiografía. Como el fondo del seno suele estar lleno de pelo o de restos de queratina, es posible que el sondeo y la fistulografía con contraste subestimen su profundidad. En este caso, o si se sospecha que está conectado con el revestimiento de la médula espinal, pueden recomendarse técnicas avanzadas de diagnóstico por imagen, como:
- la mielografía (una prueba radiográfica con inyección de contraste alrededor de la médula espinal)
- la resonancia magnética (RM) o
- la tomografía computarizada (TC)
El pronóstico de los perros con seno dermoide es muy bueno si no hay signos neurológicos. Si no se extrae el seno por completo, vuelve a formarse, lo que puede exigir una segunda cirugía para buscar los restos del tubo que no se quitaron.
La complicación potencial más grave de la cirugía es la muerte por paro respiratorio repentino por daños a la médula espinal durante la intervención. Otras posibles complicaciones incluyen que no se consiga la reparación, con migración o rotura de los implantes, la reducción inadecuada o la mala alineación de la columna. Los implantes pueden ser colocados de forma incorrecta, causando dolor crónico o pinzamiento de la médula espinal, lo que requiere su eliminación. La colocación inadecuada puede ser un problema por la pequeña cantidad de hueso disponible para fijar los clavos o los tornillos y por la pequeña zona diana en perros pequeños para evitar el conducto raquídeo.